Aunque no se puede confundir con el síndrome del impostor, a todos nos ha ocurrido alguna vez. Hablas en un foro sobre un tema, según pasan los distintos expertos van abriendo nuevos campos, descubres rincones del conocimiento que ni habías alcanzado y cuando sales: resulta que no sabías nada.

Bien, es parte de la humildad intelectual de una persona. Reconocer, como Sócrates, que sólo sabes que sabes nada.

Todo un camino hacia la iluminación

El problema viene cuando no eres experto y crees que todo el conocimiento del mundo reposa sobre tus hombros. Discutes y debates con seguridad temas que apenas dominas. Es la curva de Dunning-Kruger.

Esta curva parte del llamado "pico del monte estúpido", desde donde el ignorante mira con seguridad el basto campo de la sabiduría seguro de que campeará sobre él. Luego llega un abismo, el "valle de la desesperación", donde su confianza se desploma al ver que aquella superficie aparentemente rebosante de orégano es un pedregal de cardos con los que tropieza constantemente.

Pero hay esperanza, paso a paso llega a la "pendiente de la Iluminación", comienza a aprender, aumenta su confianza, reconoce sus limitaciones, comienza una humildad positiva que le lleva a aprender más.

El equilibrio necesario

Y, finalmente, la Meseta de la sostenibilidad, un territorio en el que el individuo ya reconoce tanto sus fortalezas como sus limitaciones. Logra un equilibrio, comienza a solidificar el conocimiento. Domina algunas partes del pedregal. Incluso,las cultiva.

Pues todo esto se ha puesto en duda en un nuevo estudio. Te lo contaremos en los próximos días en El Viajero de la Ciencia.

Carlos Alameda