Llega un nuevo capítulo en la guerra abierta de Elon Musk contra OpenAI. En esta ocasión, Apple sale perjudicada como una víctima colateral.
Te lo contamos en el podcast:
Hoy ponemos el foco en el último capítulo de la batalla de Elon Musk contra Open AI. En esta ocasión, Apple ha resultado perjudicada.
Tras la presentación de la compañía de la manzana, en la que anunciaba la incorporación de una inteligencia artificial llamada “Apple Intelligence” en sus dispositivos, el CEO de Tesla amenaza con prohibir todos los dispositivos de la marca de la manzana al interior de sus empresas.
Lo ha hecho a través de su cuenta en la red social X, antes Twitter. La decisión radica en lo que él considera una violación de la seguridad inaceptable.
Según sus propias palabras, “Si Apple integra OpenAI a nivel del sistema operativo, los dispositivos de Apple estarán prohibidos en mis empresas. Se trata de una violación de la seguridad inaceptable. Los visitantes tendrán que dejar sus dispositivos Apple en la puerta, donde serán guardados en una jaula de Faraday”.
En otra de sus publicaciones, el magnate también ha puesto en duda a la compañía de Cupertino por no haber optado por el desarrollo de su propio sistema de inteligencia artificial.
También recomienda a la compañía que se asegure de que OpenAI es capaz de proteger la seguridad y la privacidad de los usuarios. También según sus palabras en X, “Apple no tiene idea de lo que realmente sucede una vez que entregan sus datos a OpenAI”.
Origen de todo
Hay que recordar que Elon Musk tiene una guerra abierta contra la empresa OpenAI, una compañía que él mismo ayudó a crear y fundar junto con otros personajes en el año 2015.
Una situación que también se extiende a su relación con Sam Altman, quien ha trabajado codo con codo con Musk años atrás y en la actualidad ejerce el cargo de director ejecutivo en la empresa.
El pasado 1 de marzo de 2024, Elon Musk presentó una demanda en contra de OpenAI, la empresa responsable del desarrollo del ChatGPT, así como contra el propio Altman y otros directivos de la organización como Greg Borckman.
El dueño de Tesla señalaba en su demanda que la empresa que cofundó abandonó la misión original de desarrollar la inteligencia artificial de forma desinteresada y sin ánimo de lucro.
Los abogados de Musk sostienen que, desde el momento en que Microsoft se asoció con OpenAI, esta cambió de objetivo y se centró en ganar dinero, lo que choca con su contrato fundacional.
OpenAI respondía en ese momento que lo estaban haciendo muy bien sin Elon Musk después de que este dejara la compañía en 2018, y ahora Musk quiere reclamar todo el enorme éxito de OpenAI en los últimos seis años para sí mismo.
Según señalan algunos medios, OpenAI nació como un intento de Musk y otros pesos pesados de Silicon Valley para hacer frente a la supremacía que por aquel entonces tenía Google en el desarrollo de esta tecnología.
Un momento clave fue la compra de DeepMind, en 2014, por parte de Google, uno de los actores más potentes en el ámbito de la IA en ese momento.
Pero más allá del enfado de Elon Musk, lo cierto es que las preocupaciones por los problemas de seguridad que plantea la IA son muy reales y están cobrando mucho peso en Silicon Valley.
Esta misma semana, un grupo de trabajadores de las principales empresas de IA ha publicado una lista de reivindicaciones en una carta abierta. En ese documento, recogen sus preocupaciones sobre los riesgos que plantea la inteligencia artificial.