El deterioro de la economía alemana es más que evidente en los últimos meses, incluso años. Una crisis económica en Alemania que atenaza al resto de Europa. ¿Cuáles son las soluciones? "No hay que ser un genio para entender que hay que reducir la regulación", señala Pablo Duarte, analista sénior del Instituto de Investigación Flossbach von Storch.
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¿Cuáles son las recetas económicas que debe aplicar Alemania para salir de la crítica situación económica en la que se encuentra? Hablamos con Pablo Duarte, analista sénior del Instituto de Investigación Flossbach von Storch.
El reflejo de la incertidumbre económica es la desconfianza empresarial, el pesimismo inversor, también el descontento ciudadano y la parálisis política en un país que va a ir a las urnas de manera adelantada en el mes de febrero para elegir un nuevo canciller.
"El problema es estructural. Mira que los datos económicos lo muestran claramente. Nosotros vemos que la producción industrial alemana viene disminuyendo no desde que empezó la pandemia, sino desde el 2018, incluso antes", apunta Duarte.
Y es que los precios de energía que afectan la producción industrial vienen creciendo no desde la guerra de Ucrania, eso los empujó más, sino incluso desde antes. Una situación que ha venido a agravar un problema estructural y que tiene al menos dos componentes grandes, según el experto.
Política energética fallida y exceso de regulación
Uno es la política energética y el otro es la regulación excesiva que tiene Alemania, pero que es un problema común de toda la zona europea.
"Yo creo que, en general, Alemania tiene un problema de ideología. Y la ideología es querer desde el 2010, desde el 2011 específicamente, ha querido salvar al mundo de que el medio ambiente deteriora".
Las políticas que se empezaron a implementar, concretamente desde el año 2011, cuando hubo una catástrofe nuclear en Japón con el tsunami, el terremoto que hubo allá, que destruyó Fukushima, eso causó que en Alemania las políticas climáticas se revertieran completamente.
Se decidió, por un lado, cerrar las plantas nucleares que estaban funcionando y, por otro lado, empezar a subsidiar masivamente la inversión en proyectos de energía renovable, con un problema, y es que esa inversión se hizo desde el punto de vista dirigido desde el Estado.
De ese modo, se garantizaba un precio a los generadores de energía de fuentes renovables, que estaba por encima del precio de energía del mercado, y la diferencia la pagaban los consumidores.
"Entonces, en esa época, la economía crecía, teníamos tasas de interés cero, no dolía mucho, y la apuesta que se hizo fue, por un lado, que a través de eso la inversión en energías renovables iba a avanzar tanto, la tecnología iba a avanzar tanto, que podíamos basarnos únicamente en eso, y por otro lado, que fue una de las apuestas más dolorosas, apuntarle a que en el periodo de transición podíamos hacer un acuerdo con Rusia para que nos vendiera gas natural muy barato y poder surtir la energía que nos podía suplir a través de la renovable".
Con ese caldo de cultivo, cuando viene la pandemia y después la guerra con Ucrania, el golpe es doble, porque la economía se contrae, "pero aparte de eso, esa vulnerabilidad que se creó durante toda la década del 2010 al 2020, vino a costar muy caro".
Y ahora se suma una mayor competencia de China y los problemas añadidos que va a tener la locomotora europea si Donald Trump implementa los aranceles con los que viene amenazando.
En cuanto a las soluciones, el experto señala que "yo en esto tiendo a ser optimista. Digamos que el panorama económico es bien turbio, pero las recetas para solucionar el problema son fáciles. No hay que ser un genio para entender que hay que reducir la regulación, que el Estado debe dejar que la economía crezca sin entrometerse tanto, bajar la burocracia, disminuir el tamaño del Estado".
La entrevista completa, en el podcast.