Hoy ponemos el foco en el antecedente de los actuales aranceles: La ley Smoot Hawley y sus nefastas consecuencias.
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El presidente Trump ha desatado el caos con su ofensiva comercial contra el resto del mundo. Pero no es la primera vez que EEUU hace algo así.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha desatado el caos con su ofensiva comercial contra el resto del mundo. Un terremoto en los mercados que se prevé que tenga consecuencias para la marcha económica de todo el mundo y también de los propios Estados Unidos.
De hecho, JP Morgan ha elevado el riesgo de recesión en la economía global este año hasta el 60%, frente al 40% anterior, a causa de esta guerra arancelaria, para calificar las nuevas tasas como el mayor aumento de impuestos a los hogares y empresas estadounidenses desde 1968.
Pero la situación actual tiene un antecedente claro. Hay que remontarse a 1930, momento en el que daba comienzo una era de proteccionismo comercial.
En junio de ese año, en EE.UU. se promulgó la Ley de Tarifas, también conocida como Hawley-Smoot, impulsada por el senador Reed Smoot y el diputado Willis Hawley.
¿En qué consistía?
Se trataba de una normativa que llegaba bajo el pretexto de proteger a los agricultores y empresarios nacionales. Un movimiento que supuso una fuerte subida de los impuestos a centenares de productos importados.
Algo que provocó una caída del comercio global, represalias recíprocas por parte de Canadá y Europa, bancarrotas… Un efecto dominó que agudizó también el panorama que había dejado la Gran Depresión de 1929.
Además, según apuntan algunos expertos, supuso un punto de inflexión que fomentó el aislamiento económico previo a la Segunda Guerra Mundial. Esto pudo provocar también que crecieran las ideologías nacionalistas y proteccionistas.
La ley había sido aprobada en mayo por ambas cámaras, pero el entonces presidente Herbert Hoover todavía podía vetarla y mandarla de vuelta al Legislativo.
Hoover recibió en la Casa Blanca al banquero Thomas Lamont, socio del banco J. P. Morgan. Lamont señaló después que “Casi me arrodillé para rogarle al presidente que ejerciera su poder de veto contra la estúpida ley”.
Pero Hoover no cedió a sus súplicas y decidió firmar el decreto dando plena vigencia a ese instrumento legal e incrementando los aranceles de 890 artículos, desde bienes manufacturados hasta productos agrícolas. De golpe se desató una feroz guerra comercial, justo cuando el mundo se hundía en la Gran Depresión.
La ley Hawley-Smoot no provocó el crack del 29, pero sí contribuyó a hacer sus efectos más largos y profundos y ayudó también a que la crisis cruzara fronteras y se expandiera a todo el mundo. Y es que, por algo la sabiduría popular señala que quien no conoce su historia está condenado a repetirla.