En Francia no se habla de otra cosa: la mantequilla brilla por su ausencia en las estanterías de los principales supermercados. No se veía algo así desde la Segunda Guerra Mundial. Pero La crisis de la mantequilla en Francia no tiene un único culpable, sino que se debe a varios factores.
Uno de los factores es que Francia ha disminuido su producción nacional debido a las dudas sobre la buena praxis de los principales grupos lácteos que procesan la leche de los agricultores. Esto desató una crisis el año pasado y desde entonces el rebaño francés ha disminuido más de un 2%. A esto se suma la quiebra de granjas lecheras y una mala cosecha de forraje para alimentar el ganado que también han limitado la producción.
En Francia, el sector lácteo factura 30.000 millones de euros y da empleo a 300.000 personas. Con 62.000 granjas lecheras, Francia es el segundo mayor productor europeo sólo por detrás de Alemania.
Pero luego hay otro problema: la guerra de precios entre cadenas minoristas y sus proveedores. En Francia los precios de la mantequilla se negocian una vez al año entre los proveedores y grandes distribuidores. Se calcula que el precio de la mantequilla ya tendría que haber subido entre un 5% y un 10% para afrontar el aumento de costes del último año, pero las grandes superficies se niegan a ello.
¿Qué ocurre? Que la oferta liberalizada se orienta hacia la demanda más fuerte y rentable. Y como los distribuidores franceses no quieren pagar más por la mantequilla, estos productos van directamente a mercados más rentables, como China.
Cada año, la demanda mundial de leche y productos lácteos aumenta un 2’5% de media. Se espera que esto aumente la producción de leche en un 20% para 2026, según la OCDE.
Tanto China como EEUU solicitan grandes cantidades de mantequilla. Uno de los motivos de este aumento de la demanda es que ha habido un cambio de mentalidad sobre la mantequilla y ya no se considera un alimento poco sano. Pero si nos centramos en China, hay otro factor: que escándalos como el de la leche infantil adulterada obligan al país a importar masivamente su leche.
Todos estos frentes son los culpables de la crisis de la mantequilla en Francia, una crisis que, en realidad, es sólo una muestra de la profunda crisis en el sector lácteo que experimenta el país desde el año 2009. Un desafío para el presidente Macron, puesto que una de sus promesas electorales fue cambiar las prácticas en la cadena de producción de alimentos para que los agricultores puedan obtener mejores acuerdos.
El croissant, en jaque por la crisis de la mantequilla francesa
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