La guerra comercial desatada por Estados Unidos bajo el mandato de Donald Trump ha alcanzado nuevos niveles de tensión. Así lo explica Marisa Poncela, exsecretaria de Estado de Comercio del Gobierno de España y actual asesora en LLYC, quien advierte sobre las graves consecuencias de esta escalada arancelaria.

Guerra arancelaria: "Trump se ha lanzado a la arena ya sin control alguno"

La exsecretaria de Estado de Comercio y asesora en LLYC, Marisa Poncela, analiza las consecuencias de los aranceles para consumidores y empresas.

"Estamos metidos en una guerra de lleno y además con aranceles y represalias contra represalias. Esto es una locura"

Uno de los aspectos más preocupantes de esta escalada es cómo afecta a las cadenas de valor globales. Poncela pone como ejemplo la industria automovilística: "Está imponiendo aranceles a la importación de coches como dice él, que no ve coches americanos moviéndose por Berlín. Pero no se da cuenta de que parte de las piezas de esos coches están fabricadas en cada uno de los países".

España, aunque no fabrica automóviles completos para exportar a EE.UU., es un importante proveedor de componentes: "Fabricamos gran parte de las piezas que van dentro de esos coches. Estoy pensando en fabricantes como pueden ser Antolín, Gestamp, Grupo Mondragón y otros muchos que tenemos en España que son grandes proveedores de las escuderías europeas y de todo el mundo".

Efectos a largo plazo: inflación y desempleo

Las consecuencias económicas de esta batalla comercial se repartirán entre consumidores y empresas, según la experta: "Al principio lo que haces es intentar encajar pensando que esto va a ser algo temporal. Pero va a haber un momento en el que, por ejemplo, Coca-Cola va a tener que decidir qué hace, si sube el precio o lo repercute hacia atrás".

"Posiblemente se haga una cosa mixta. Los consumidores van a pagar más, pero también los márgenes de tus suministradores van a ser menores (...) Al final los consumidores pagan"

Si la escalada continúa, las perspectivas son preocupantes: "Vamos a encontrarnos con que de seguir esta guerra comercial que ha iniciado Trump, pero que nos vemos abocados a seguir en ella, por una parte vamos a ver todos los consumidores nos vamos a ver afectados por un incremento de la inflación y, de seguir así, también por una pérdida de puestos de empleo".

Paradójicamente, según Poncela, el gran beneficiado de esta guerra comercial podría ser China: "Absolutamente. Va a ser un beneficiado porque, por ejemplo, los aranceles que le ha impuesto al acero y al aluminio... Si China no puede colocar su acero y aluminio en Estados Unidos por ese sobrecoste, lo va a colocar en Europa".

Las consecuencias para el mercado europeo serían negativas: "Vamos a ver que va a entrar en Europa mucho acero y aluminio de Asia en condiciones mucho más competitivas que el propio acero y aluminio que se produce aquí. De alguna manera esos aranceles que Estados Unidos le ha puesto a China nos van a perjudicar internamente en Europa".

Esta escalada comercial, lejos de beneficiar a quienes la han iniciado, parece generar un escenario de creciente incertidumbre económica global donde los consumidores y las cadenas de valor integradas serán los principales perjudicados, mientras se debilitan los mecanismos multilaterales de resolución de conflictos comerciales.