País de mil facetas, de encuentros y sabores. Marruecos sorprende a todos aquellos cuya curiosidad les arrastra más allá de las carreteras señalizadas para descubrir la auténtica naturaleza, tesoros que no vienen en cofres y sueños que se viven despiertos. Marruecos es una joya abrazada por agua y montaña. Entre una y otra un sinfín de lugares a descubrir y disfrutar bajo los ojos de mar y océano.
Baños, cruceros y submarinismo… Las tibias aguas del Mediterráneo invitan a practicar todos los deportes náuticos, al reposo y descanso. Lagunas, pueblos pesqueros, puertos típicos, costas salvajes y blancos acantilados… La costa atlántica rebosa de tesoros preservados y las mejores oles para disfrutar de deportes náuticos.
Agua turquesa y sol todo el año. El Mar Mediterráneo siempre cumple sus promesas
A 50 kilómetros de Tetuán, el viajero se encuentra con el pueblo de Oued Laou, rincón famoso por la presencia de una artesanía ancestral relacionada con la alfarería y la cerámica; por sus telares y cestería. Oued Laou es, además, el punto de partida ideal para visitar las gargantas y cascadas del Río Laou y el Parque Nacional de Talassemtane en el Rif. Siguiendo el rumbo, llegamos a un pequeño pueblo pesquero adosado a la montaña. Se trata de la localidad de El Jebha que vive al ritmo de los barcos. La naturaleza ha sido generosa, dibujando playas salvajes, caletas, cuevas y esculpiendo un impresionante circo en la caliza a orillas del mar.
Colgada de un acantilado, nos encontramos con Al Hoceima que domina un amplio parque natural. Aquí el reposo y las excursiones adquieren un sabor especial. Este rincón mediterráneo disfruta de un espectacular escenario de abruptas montañas que se sumergen en el mar y una hermosa bahía que acoge una estupenda playa de arena blanca. Frente a su costa se sitúan algunas islas, entre las cuales se encuentra el Peñón de Alhucemas que en su pasado fue una antigua prisión.
El discreto encanto del Atlántico que busca la aventura
A medio camino entre Tánger y Rabat, la ciudad de Moulay Bousselham posee una magnífica laguna de arena rubia con dunas que pueden alcanzar los 50 metros de altura. Además de ser perfecto para el parapente, también se practica el windsurf, los raids en 4X4 o en quad, o incluso las salidas al mar para practicar el submarinismo o la pesca deportiva.
Una laguna protegida de los vientos, una bellísima playa ensenada, ostras reconocidas por su calidad por los gastrónomos de todo el mundo, Oualidia es un lugar único para redescubrir una naturaleza envolvente, donde la calma y la serenidad son los auténticos valores. Los deportistas pueden entregarse aquí al esquí náutico, al surf, al jet ski, al windsurf o al submarinismo… En este viaje auténtico, imprescindible es conocer Safi, un pueblo natural y único, con pasajes descoloridos, callejuelas decadentes e infinidad de detalles que evocan un tiempo remoto. Esa es su magia. Safi es mundialmente reconocido para los amantes del deslizamiento. Los profesionales del surf comparan su ola con la de Sudáfrica y Australia y la clasifican entre las diez mejores del mundo.
Essaouira se ha convertido en una acuarela de colores perfecta de horizonte azul que contrasta con las fortificaciones de color ocre rosado y con sus casas blancas de marcos azules. La medina es una visita ineludible, de hecho ha sido declarada patrimonio de la humanidad por la UNESCO. Blanca y azul, invita a pasear y descubrir en el interior de las murallas del siglo XVIII.
Además, tanto para los aficionados al deslizamiento, como para los profesionales del ride acuático, la bahía de Essaouira ofrece una arena dorada suave, un sol siempre presente y sobre todo el viento perfecto, ya que esta es la ciudad de los alisios. Para los amantes de la naturaleza existen otras opciones: pasear en dromedarios por las dunas o navegar en un barco turístico alrededor de las islas Púrpuras, que albergan una reserva ornitológica protegida de Halcón Eleonora.
De origen bereber, Taghazout, es un pequeño pueblo pesquero situado entre las montañas de Atlas – donde se cultiva el Argán- y el océano. Es el pueblo del surf por excelencia. Con acantilados vertiginosos o dunas blancas, su playa seduce por su belleza y sobre todo por sus olas.