La niña bonita del Mediterráneo, tan bella que deja sin aliento... Calas de ensueño, aguas turquesas, arena blanca y fina que contrasta con el verde de su flora. Son muchas las cosas que no pueden olvidarse en un viaje a la pequeña de las Pitiusas, pero quien no admite excusas es el atardecer. Disfrutar de sus increíbles puestas de sol es un espectáculo de la naturaleza que no deja indiferente a nadie que se asome a este mirador balear.
Formentera es un pequeño paraíso en medio del Mediterráneo. Una joya de las Islas Baleares con multitud de atractivos. Uno de esos momentos que se guardan para siempre en la memoria, y también en la retina, son sus preciosas puestas de sol. El punto más mágico del día cuando el cielo explota en colores y se vive un instante cargado de energía.
- Faro de Cap de Barbaria
El enclave más meridional del archipiélago balear, entre rocas y acantilados, se encuentra el Faro de Cap de Barbaria (Cabo de Berbería), rodeado de un impresionante paisaje rocoso. Aunque no está muy claro el origen de su nombre, parece que se deba a la cercanía de las costas africanas, conocidas como bárbaras, desde donde se atacó varias veces a la isla.
Son muchos los que se reúnen en Barbaria para despedir el Sol. Un lugar ideal para sentarse en silencio, disfrutar de la paz y la serenidad del lugar contemplando el sol sumergiéndose mientras el cielo y el mar van cambiando de color. El tono rojizo, dorado o púrpura del horizonte en el ocaso es uno de los grandes atractivos de este lugar, desde donde se puede apreciar una de las mejores puestas de sol del Mediterráneo.
En los alrededores del faro hay varios atractivos más. Caminando 150 metros hacia el oeste se encuentra la Torre Des Garroveret, una de las torres de defensa que formaban el conjunto de vigilancia contra los ataques piratas de Formentera. El otro punto de interés de la zona es Cova Foradada, un pequeño agujero en el suelo por el que, a través de una gruta, se llega a un balcón sobre el mar. Los amantes de la fotografía encuentran aquí un lugar perfecto para captar momentos mágicos.
- El Faro de La Mola
Vistas arrebatadoras por el día. Naranjas, rojas y rosas para recibir la noche. El Faro de la Mola es el más antiguo de Formentera y está situado en uno de los enclaves más espectaculares de la isla. Construido sobre un acantilado de más de 120 metros de altura, ofrece todo un espectáculo nocturno con un despliegue de 12 haces luminosos que giran entre el mar y la tierra. Tan solo ha dejado de funcionar en dos ocasiones desde que se inauguró en 1861. Fue durante la Guerra Civil Española y la guerra de Filipinas.
Cuenta la historia que Julio Verne escribió su novela "Hector Servadac" inspirándose en la Isla de Formentera y en este faro. Una placa conmemorativa de 1978 recuerda que el escritor convirtió la Mola en el lugar donde transcurre la acción de dicha novela y que seguramente también inspiró su obra "El faro del fin del mundo". Alrededor de él existen varios senderos por los que se puede pasear cerca del acantilado y disfrutar de la inmensidad del mar. Desde este punto se pueden contemplar dos tercios de la isla, incluso las costas de Ibiza.
- Playa de Cala Saona
Ver la caída del sol desde Cala Saona es simplemente mágico. Está situada en una pequeña bahía protegida de los vientos donde se puede disfrutar de deportes acuáticos y de un buen baño. Está rodeada por acantilados que encuadran a la perfección el momento más bonito del día y que se tornan en rojizos conforme el sol desciende sobre la línea del horizonte.
Junto a Illetes y a las del Parque Natural se puede disfrutar de la puesta de sol en Formentera en la arena. Cuenta, además, con algunos bares desde los que tomar algo a la vez que disfrutamos de este espectáculo que nos ofrece el Mar Mediterráneo.