Roses atrae al turismo por el potente imán de sus playas y calas (16), le sorprende por sus joyas patrimoniales (como su Ciudadela o el Castillo de la Trinitat), le seduce por su sabrosa gastronomía (en la que reina un guiso de pescadores, el Suquet de Peix) y le mantiene activo con sus rutas senderistas, una docena, para todos los gustos y condición física.
Arrancado ya el mes de septiembre, antesala del otoño, cuando el sofocante calor estival empieza a menguar, es un buen momento para coger un bastón, calzarse unas botas… y empezar a caminar. Y esta bella localidad de la Costa Brava (Girona) es el punto de partida perfecto para disfrutar de los muchos encantos naturales que la envuelven.
Estas son las doce rutas senderistas que propone el municipio:
1 – Camino de ronda–El Faro. Estos caminos se crearon para comunicar las poblaciones costeras y adoptaron el nombre de ‘ronda’ en alusión a las patrullas que vigilaban el contrabando en la zona. Este, en concreto, tiene como referencia el faro situado a la salida de la localidad, consta de 2,4 kilometros y permite empezar a hacernos una idea de la belleza de la Costa Brava.
2 – Camino de ronda a Cala Monjoi. Recorre los casi 4 kilómetros que separan la playa de la Almadrava de Cala Montjoi, lugar mundialmente conocido por albergar durante muchos años a El Bulli, el innovador restaurante que Ferran Adrià llevó a la cima de la gastronomía mundial. Cerrado en 2011 tiene previsto reabrir en 2019, transformado en Fundación Bulli 1846. Una ruta que destila paz y sosiego, para descubrir acantilados, rocas escarpadas y calas solitarias.
3 - GR92 Cala Monjoi–Cadaqués. Unos 10 kilómetros, entre la cala del Bulli y la fotogénica Cadaqués, que discurren por el Parque Natural del Cap de Creus. Pasa por algunas de las más espectaculares calas del norte de la Costa Brava, como Calitjàs, Pelosa o Jóncols, y el impresionante Cap Norfeu.
4 – Paseo de altura por el Cabo de Creus. Itinerario de 4 kilómetros que permite admirar la dureza del paisaje de este Parque Natural desde su zona más alta, pasando entre brotes de estepas y brezos, por antiguos terrenos abancalados y masías abandonadas.
5 – Paseo hasta Castrum visigótico. Un trayecto corto –apenas 1,5 kilómetros– pero en subida hasta la cima del Puig Rom, donde se hallan unos de los restos visigóticos más significativos de la península ibérica. Con el aliciente de ser un espectacular mirador natural a Roses y su majestuosa bahía.
6 – Itinerario megalítico de la piedra seca I. Ruta circular de unos 3,8 kilómetros en la que se admiran espacios funerarios prehistóricos y expresiones culturales de época neolítica de las comunidades campesinas establecidas en la zona del pla de la Casa Cremada. A destacar la presencia de construcciones de piedra seca.
7 – Itinerario megalítico de la piedra seca II. Complementario del anterior, sus 4,2 kilómetros transcurren por la Casa Cremada ascendiendo hasta la cresta para alcanzar el pla de les Gates y bajar hasta el valle de la Quarentena.
8 – Itinerario megalítico y de paisaje III. Consta de 10,5 kilómetros que suponen una vuelta completa por la Vall de Montjoi, con un paisaje agreste y solitario. Bajo la pequeña llanura del valle hasta su cabecera (Puig Alt) se cruza por un paisaje abancalado, lleno de antiguos cultivos y salpicado de alcornoques. Desde la cima se puede disfrutar de excelentes vistas panorámicas.
9 – Puig de l’Àliga. Itinerario de 7,2 kilómetros que parte de la urbanización del Mas Oliva para seguir por el valle de la Alzeda y ascenso a esta cima, de 463 metros. Desde ella puede observarse, al sur, la bahía de Roses, y al norte, la más sencilla del Port de la Selva, protegida por los valles y montañas de la costa del Cap de Creus.
10 – Masos o antiguas casas de campesinos. A la sombra del castillo de Bufalaranya, varias masías estructuraron las vertientes solanas de la sierra de Rodes. La ruta, de 2,7 kilómetros, transcurre por Mas d’en Berta, Mas Ponac, Mas Favar (en ruinas), Mas Palou (reconvertido en hotel) y Mas Pairet.
11 – Ruta de los Olivares. Itinerario de 3,5 kilómetros que rodea el barrio de Mas Oliva y sigue por la Riera del Ginjolers, en el valle de la Alzeda. Desde su parte más alta puede admirarse el antiguo cultivo del olivo, con vistas a la bahía de Roses, al fondo.
12 – Ruta por el Paseo Marítimo. Dejamos para el final el más sencillo y familiar de los itinerarios. 2,5 kilómetros que permiten recorrer a pie o en bicicleta este paseo rosense, entre las desembocaduras del río Gran y el Faro de Roses, admirando la Ciudadela y el Castillo de la Trinitat. Con un poco de suerte, hasta podremos divisar aves marinas tomando el sol en las rocas.
Doce rutas para disfrutar de la naturaleza en Roses
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