El oro ha estado siempre protegido de la inflación, ése es uno de sus atractivos. "Es un bien escaso, tangible y querido por todo el mundo", nos aclara Jens Weidenbach. El primer gran momento de inflación de la Historia ocurrió allá en el Imperio Romano, hace unos 2000 años. Las autoridades sustituyeron el oro con el que acuñaban sus monedas por otros metales, y esto no gustó a la población.
En cambio, a día de hoy, la mayoría de las monedas no llevan metales preciosos. "Suelen llevar níquel o cobre: es sólo una cuestión de ahorro, el oro o la plata costaría más", confirma este directivo de Degussa.
Pero las monedas de oro continúan existiendo a día de hoy, y empresas como Degussa las venden. Y los coleccionistas no son los únicos interesados en las monedas acuñadas con este metal precioso. A muchos inversores puede interesarles también.
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