El liderazgo siempre es importante tanto en el ámbito privado como en el público. Pero en el ámbito en que realmente es importante que las empresas e instituciones muestren una mayor eficiencia, es en el sector público, porque lo sostenemos todos con nuestros impuestos. Como nos explica Sánchez Reina, “los ciudadanos somos los accionistas de las empresas públicas y esperamos un retorno, no en forma de dividendos si no de buen servicio”.
En la empresa privada, un líder es aquel que alcanza las cuatro reglas básicas del liderazgo que son forjar equipos de alto rendimiento, conseguir y exceder los resultados esperados, operar en base a criterios de eficiencia y sostener los tres anteriores en el tiempo.
¿Se podrían aplicar estas cuatro reglas de oro del liderazgo en el sector público?
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