Los mercados en China se agitan ante las nuevas medidas de los reguladores y el gobierno, mientras se espera la salida de la tercera aseguradora por activos más grande del país, Guotai Junan, que captará 2.100 millones de dólares. En Japón, mejora la confianza de las empresas mientras Toshiba sigue sufriendo la incomprensión de su propio balance.
China ha establecido una nueva área económica, como la de Shenzen y la de Shanghai, y en este caso esperan que abarque a Pekín, además de a las regiones de Tiangin y Hebei. Será una zona de 2.000 kilómetros cuadrados, de los que ya están en funcionamiento los 100 primeros, en la región de Hebei, y donde este mismo fin de semana el gobierno ha congelado los precios de la vivienda y también la concesión de permisos de residencia. Las medidas lanzadas por el ejecutivo chino para frenar las alzas en el mercado inmobiliario no estaban funcionando y con la creación de este nuevo área económica, bautizada como Xiongan, quiere evitar que esos precios sigan creciendo y la burbuja creada en torno a la vivienda en las grandes ciudades termine estallando.
También ha tomado medidas el regulador del mercado en China, con la intención de evitar que las empresas del Shenzen continúen emitiendo bonos más allá de su propio mercado. Solo quienes cuenten con calificación crediticia por parte de las grandes agencias podrán realizar este tipo de emisiones, para evitar que esas empresas capten fondos sin explicar la procedencia de ese dinero internacional después, y volver algo más transparente ese proceso de colocación.
Desde el gobierno encaran además una semana en la que el presidente, Xi Jinping, se reunirá los próximos días 5 y 6 con Donald Trump, presidente estadounidense, en un entorno enrarecido, en el que Trump ha vuelto a cargar contra el intervencionismo en el mercado de divisas por parte del gigante asiático.
En Japón, la confianza empresarial de los grandes fabricantes mejora por segundo trimestre consecutivo y alcanza un máximo de año y medio en marzo. El indicador Tankan mejora y, en teoría, supone que los beneficios empresariales están aumentando, impulsados a su vez por una mejora en las exportaciones. El sector servicios mejora por primera vez en seis trimestres, y desde el Banco Central de Japón esperan que aumente también la inversión. De esta forma se cumplen las previsiones del propio Banco Central, que confía en que de esta forma comience a crecer la inflación.
En lo empresarial, Toshiba podría no presentar las cuentas del pasado ejercicio fiscal el próximo día 11. Price Waterhouse Cooper, su auditor, no está seguro de que los datos de los que dispone le permitan realizar una correcta evaluación de las cuentas, así que podría producirse el tercer retraso en esa presentación. Algo que hace que Toshiba haya caído más de seis puntos porcentuales en el Nikkei, mientras continúan los rumores que apuntan a la venta de una participación mayoritaria en su división de chips. Una compañía por la que se han interesado, entre otras, Apple o Google.
China congela el mercado inmobiliario en la nueva área económica
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