Son muchos los que deciden destinar parte de sus ahorros a inversiones de todo tipo. El objetivo no es otro que tratar de incrementar la cantidad inicialmente aportada, y para ello son varias las operaciones que se pueden poner en marcha. Una de ellas, que merece especial atención y ciertas explicaciones, son las inversiones inmobiliarias.
Pero, como es lógico, no todas las personas reúnen las condiciones necesarias que les facilitan convertirse en inversores inmobiliarios. Hablamos, tal y como explica José Manuel Sierra, abogado especialista en inversiones inmobiliarias de Sierra Abogados, de “personas o sociedades que disponen de una solvencia económica adecuada para la adquisición de bienes de forma inmediata”.
Además, “el inversor busca con la inversión obtener una ganancia, por lo que lo más habitual es que el dinero aportado sea sobrante y no necesario para su economía diaria”. Por lo tanto, se recomendaría a quien lo esté pensando que se asegure con carácter previo de poder disponer del dinero necesario sin perjudicar a su economía diaria.
¿Cómo detectar una buena oportunidad de inversión?
Sin lugar a dudas, lo que más interesa conocer a los que van a dar el primer paso en lo que a inversiones inmobiliarias se refiere es la forma de diferenciar una buena inversión de una operación de riesgo. Pues bien, en líneas generales, cualquier inmueble que se encuentre por debajo del precio de mercado podría considerarse una buena oportunidad. Sierra añade, además, que pueden encontrarse “inmuebles que, a pesar de no ser especialmente baratos, pueden ver su valor incrementado con el tiempo y llegar a ser muy rentables por diversas circunstancias”.
En opinión de Sierra, “adquirir un bien inmueble por un precio que ajuste en exceso el beneficio previsto, o cuya situación urbanística no sea clara o esté confusa, podría considerarse una inversión de riesgo”. Por ejemplo, si cuenta con un suelo pendiente de recalificar.
¿Cuánto dinero invertir y en qué invertirlo?
La siguiente duda a la que se enfrentará cualquier inversor primerizo tendrá que ver con la cantidad exacta que se recomienda invertir. Como es lógico, la cifra vendrá determinada por el patrimonio total con el que cuente cada inversor. Y siempre se deberá tener en cuenta lo señalado anteriormente: que lo aportado sea parte del ahorro, y no del dinero que se necesita para los gastos ordinarios.
Adicionalmente, lo que se invierta tendrá que asegurarle al inversor un retorno mínimo del capital aportado, y entre un 5 % y un 6 % de interés. Respecto al objeto de la inversión, José Manuel Sierra enumera como más frecuentes, por ser también los más seguros, los siguientes ejemplos: “hoteles, edificios con apartamentos u oportunidades provenientes de ejecuciones bancarias, subastas judiciales o de concursos de acreedores”.
Precauciones más importantes a tener en cuenta
Una vez resueltas las principales dudas, el inversor tendrá que comprobar que la operación ofrece ciertas garantías. Y, teniendo en cuenta que en la mayoría de ocasiones será necesario acceder a un préstamo hipotecario para adquirir el inmueble, desde Indemnizame, Iván Metola recuerda que “sería recomendable solicitar que la entidad bancaria entregue con suficiente antelación un resumen escrito de todas sus condiciones, como el capital a prestar, el plazo y el tipo de interés, las comisiones”.
Por otra parte, todas las cláusulas deberían ser también objeto de análisis. “Se debería comprobar que no existen cláusulas abusivas, como cláusulas suelo, de intereses moratorio excesivos, de vencimiento anticipado, de imposición de todos los gastos al cliente, de redondeo al alza, etc.”.
Como se ha podido comprobar, no es necesario tener conocimientos específicos para comenzar a invertir en bienes inmuebles. Pero sí que recomiendan ambos expertos recurrir a profesionales si aparecen cualquier clase de dudas. Tanto “preguntar al notario acerca de las condiciones del contrato”, como “delegar en un profesional de confianza la gestión” son para ellos dos buenas prácticas en estas operaciones.