Todos los políticos saben que hay que hacerlo, pero nadie quiere dar el paso, porque son conscientes de que el precio a pagar es muy caro. Sin embargo, Europa envejece a un ritmo de vértigo y la carga que los cotizantes llevan a sus espaldas es cada vez más insoportable.
Francia sale hoy a las calles para protestar contra la reforma de pensiones que Emmanuel Macron quiere implantar. ¿Tiene sentido que los franceses se manifiesten? ¿Tiene sentido la reforma que quiere llevar a cabo el presidente de país? Se lo preguntamos a Jesús Pérez, profesor del IEB y experto en planificación financiera.
Entrevista a Jesús Pérez, profesor del IEB y experto en planificación financiera
La situación francesa no es muy distinta a la española: se trata de un sistema de pensiones de reparto donde los cotizantes actuales sostienen a los jubilados. Y, al igual que en nuestro país, no hay suficiente aporte para seguir sosteniendo lo que se les viene en las próximas décadas.
El problema de la longevidad y la baja natalidad es un problema endémico que afecta sobre todo a la Europa central y sur de Europa. En Francia, existen 42 regímenes de pensiones y Macron los quiere unificar, es decir, reducir la pensión que se estima que van a obtener. "Están viendo que si no lo acomete un Gobierno tendrá que acometerlo otro", señala Pérez.
El coste político
La reforma puede salirle cara a Macron, porque podría tener un coste político. "Es un evento que antes o después tiene que ocurrir.", asegura el profesor del IEB, quien considera que las fuerzas políticas están haciendo sus deberes.
El mensaje es que tiene que haber una correlación entre lo que uno paga y recibe. "Macron tendrá la última palabra a la hora de levantar el pie del acelerador si ve peligrar su posición política, pero le pasará el balón a otro", advierte Pérez.