La formación profesional dual (FPD) está de moda en España, pero si hay un referente en la UE sobre este tipo de formación es Alemania, la denominada Ausbildung. Esta formación nacida en 1969, es decir veinte años antes de la caída del muro de Berlín, nos puede dar idea de que hablamos de un modelo más que consolidado…. en un país muy distinto al nuestro. La formación dual alemana se basa eminentemente en el trabajo práctico. En la mayoría de los casos tiene una duración de entre dos y tres años y medio, y es una combinación de teoría y práctica que prepara al personal en formación para las tareas que la empresa le encomendará.
Con este tipo de formación, las empresas se convierten a su vez en entidades formadoras,
Pero ¿cómo encaja este tipo de formación en la cultura empresarial española? ¿están las pymes mentalizadas al respecto? ¿qué barreras se deben vencer? Pues todos estos interrogantes, se contestan con una única respuesta: cambiando el modelo de cultura empresarial español. Es evidente que, con este tipo de formación, las empresas se convierten a su vez en entidades formadoras, algo hasta ahora encomendado a las empresas dedicadas a ello, o bien a las áreas específicas en esta materia, en muchas de las grandes empresas.
La FPD ha recibido un fuerte respaldo con la aprobación del anteproyecto de ley de Formación Profesional por parte del Consejo de Ministros. Este anteproyecto, se encuentra actualmente en tramitación parlamentaria y cuenta con una dotación económica de casi 5.500 millones de euros. Prevé mecanismos para que las pymes puedan agruparse y facilitar así su incorporación a la FPD con un doble beneficio, tanto para los alumnos, como para las empresas, al implicarse ambos a la hora de generar nuevos perfiles que se están demandando.
Durante el curso 2020-2021, 934.204 estudiantes se matricularon en Formación Profesional. Esto supone el 11% del alumnado español, a mucha distancia del 29% de media de la Unión Europea. Pero ¿por qué no acaba de arrancar la FP en España? Tal vez porque lamentablemente, sigue siendo una formación estigmatizada y considerada de segundo nivel, aun cuando está siendo una gran herramienta para reducir el paro juvenil. Ser universitario esta sobrevalorado. Seamos un país moderno, sin absurdos prejuicios.