La otra derivada, la desconexión financiera. El 37% del sistema bancario ruso está en el aire y el aislamiento sigue su curso a medida que los tanques de Vladímir Putin avanzan por las calles de Ucrania.
11.000 bancos seguirán en la lista de swift de la que Sberbank se descuelga por decreto de la Unión Europea lo que limita las posibilidades del Kremlin para mantener la ofensiva militar lanzada el pasado 24 de febrero.
Pero, a pesar de todas las sanciones, ¿qué efecto tendrá la salida de Sberbank del sistema Swift? ¿Y por qué Rusia no cae si apenas, parece, le queda oxígeno?
Escucha la historia completa en este podcast de Mercado Abierto:
La exclusión de la principal entidad bancaria del sistema de pagos internacionales swift apenas tendrá efectos para ahogar a la economía rusa aunque supondrá el aislamiento del 37% del sistema financiero del país
El 1 de marzo, la Comisión Europea prohibía a siete bancos rusos operar a través del sistema de pagos internacionales swift con el resto de Occidente, pero le perdonaron seguir con sus operativas a las dos grandes entidades que, a pesar de cerrarle el grifo de la economía europea a Rusia, nos permitían seguir ‘contactando’ con Moscú.
Un particular teléfono rojo que todavía descolgaron en Sberbank y la filial bancaria de la mayor gasista del país, Gazprombank. Entonces, fue Polonia la que pedía ser más duros. Varsovia, en la frontera de refugiados con Ucrania que más está sufriendo las consecuencias del paso de los tanques, quería que se fuera más certero con Vladímir Putin que si les queríamos ahogar, que los ahogásemos sin cortapisas.
Bruselas estaba preocupada por la guerra, pero no lo estaba tanto por la gente como para desconectar la energía que nos mantiene en pie y, de un día para otro, sumir en la oscuridad a más de 400 millones de habitantes que tendríamos que sobrevivir de la mano de reservas estratégicas que para unos días están bien, para unos meses, ya no tanto.
¿Qué es swift?
Swift es algo así como el ‘whatsapp de los bancos’, es como nos lo define para Capital Radio Martín Piqueras, profesor de OBS Business School y estratega de Gartner. Esto sería, así para la gente de a pie, quedarte fuera de un círculo de amigos en el que, en este caso, se mueve mucho dinero.
En definitiva, no se podrán llevar a cabo relaciones comerciales con Rusia a raíz de ninguno de los siete bancos y, ahora, tampoco con la principal entidad, Sberbank.
Y aquí sí que podría haber más problemas porque desconectar de todo nuestro sistema a Sberbank pondrá en jaque a cerca del 37% del sistema financiero de Moscú y, además, a otros dos bancos rusos que tienen fuerte dependencia de esta. Dice la presidenta de la Comisión Europea, Úrsula von der Leyen, que dando a Sberbank ponemos en peligro a la estabilidad del régimen de Putin, pero aquí hay truco.
Hay truco porque decimos que no vamos a comprar carbón a Rusia, lo dijimos hace semanas y entonces, el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, aseguró que tarde o temprano llegarían sobre el gas y el petróleo.
El truco de Gazprombank
Al crudo le atacamos hoy con el sexto paquete de sanciones, pero las compras, quien más quien menos, sabe que se mantendrán por una razón muy sencilla porque no las llevamos a cabo a través de Sberbank sino de la única entidad que, de momento, no vetamos, Gazprombank.
Gazprombank no está sancionado y entre que es la entidad que se utiliza para comprar la energía a Rusia y que se debe hacer en rublos para no debilitar, aún más, a la moneda, el sistema se mantiene en vigor.
¿Por qué Rusia no cae?
Con las sanciones de la Unión Europea y Estados Unidos se esperaba que la economía rusa se hundiera. Eso nos dijeron. El colapso no se ha producido. Se esperaba una caída de entre el 8% y el 15% de la economía rusa. Lo decía el Fondo Monetario Internacional en febrero.
Las nuevas estimaciones nos confirman que no solo no cae sino que crece. La economía rusa crece un 1,6%. Crece menos, la anterior lectura estaba sobre el 4,3%, pero no se llega a hundir.
Por paro, Rusia está en pleno empleo. Tiene una tasa del 4,1% porque aunque las empresas occidentales se están marchando, las obligación de las compañías es la de pagar una especie de ERTE ruso por una temporada. Rusia demuestra fortaleza, a pesar de haber cierto espejismo económico con datos de deuda, comercio internacional o de producción de crudo que ya no se publican.
Kirstlina Georgieva esperaba que el impacto de las sanciones fuera muy severo que desembocara en una contracción que desestabilizara a Putin en su trono del Kremlin, pero no está siendo así.
De hecho, él dice que estas sanciones son “torpes” que están afectando más a quienes las imponen que a quienes las tendría que estar sufriendo y los datos lo demuestran.
El rublo, que se depreció durante los primeros días en los que pesaron las sanciones, ahora se recupera y así el Banco Central de Rusia está recortando tipos de interés desde el 20% al 14%. Está su divisa en los niveles previos, incluso, al estallido de la guerra con respiración asistida de un banco central que ha impuesto una especie de ‘corralito’ que ha obligado a revaluar la moneda.
¿Qué está fallando?
Aquí hay tres mercados que nos lo explican. Rusia es el tercer productor de crudo del mundo y desde que empezó la invasión el precio sube y la demanda apenas baja. Rusia exporta hoy más crudo que nunca. Antes de la guerra eran de 3,3 millones de barriles y ahora son de 3,6 millones.
El petróleo sostiene a Putin y a su economía porque entre sanciones, surgen tres compradores. India ha aumentado las compras en un 41%. Turquía, a pesar de su limitado volumen, recibe un 50% más que antes de la guerra y el tercer comprador es el que sorprende. Italia adquiere un 150% más de crudo ruso entre menor demanda y oferta que se mantiene.
Italia, el mismo país que hace unos meses tenía un primer ministro que daba a elegir entre la paz y el aire acondicionado y parece que entre presiones y sanciones, sigue pensando más estar fresco durante el verano y entre las malas noticias de la guerra no pasar más calor.