El Banco Central de Rusia ha sumido al rublo en un ‘coma inducido’ del que no quieren despertarla hasta que sea inevitable.
Cotizando por debajo de los 90 rublos por dólar, la divisa de Vladímir Putin mantiene sus apreciaciones a pesar de los ‘hundimientos’ de estas semanas atrás con mínimos de cambio en los 151 rublos por dólar que firmaba el pasado 7 de marzo. Si la guerra no ha acabado ni se tiene sobre la mesa previsión alguna, ¿por qué se recupera el rublo a pesar de los misiles?
Escucha la historia completa en este podcast de Mercado Abierto:
La demanda sobre la divisa del gigante euroasiático se mantiene en niveles artificiales con un Gobierno como el de Vladímir Putin 'manipulando' el mercado
Una cascada sin precedentes de sanciones occidentales.
Y marzo, desde el arranque de la invasión rusa de Ucrania el pasado 24 de febrero, el mes ‘negro’ para el rublo en el mercado de divisas.
Si bien el tipo de cambio de la divisa del país de las nieves puede modificar cada día, cada hora, cada minuto... la realidad que tenemos en estos momentos dibujada sobre la mesa es que ha comenzado a estabilizarse.
Lo ha hecho en el entorno de cambio de los 90 rublos por dólar. Este martes es lo que consigue con caídas sobre el 4% que, en cualquier caso, lo dejan muy lejos de los mínimos históricos de los que hablamos de 151 rublos por dólar registrados el pasado 7 de marzo.
La lectura que podemos hacer de esto es una y muy simple: una apreciación de la moneda de lo que habla es de un fortalecimiento, a menudo y por lo general, de las perspectivas económicas de un país. ¿Está pasando esto en Rusia? No.
La realidad entre las calles de Moscú es que la pobreza se va extendiendo a medida que el Kremlin se queda sin fondos que destina a los tanques y metralletas y los rusos ven cómo los bolsillos se les van vaciando poco a poco y, si los llenan, lo hacen con una divisa que, según José Ramón Iturriaga, gestor de fondos en Abante Asesores, se cambia como los cromos de LaLiga.
¿Por qué la recuperación está siendo tan pronunciada?
Pues por las medidas tomadas por esta mujer, Elvira Nabiullina, gobernadora del Banco Central de Rusia, que ha subido tipos del 9,5% al 20% de la noche para la mañana para tratar de no dejar sobre los suelos la moneda. La normativa para limitar la venta de rublos y forzar la compra han fabricado, artificialmente, un músculo que el mercado no le otorga.
Al mercado, en concreto, a la Unión Europea que, de momento, es la única que no ha vetado las importaciones le ha obligado a comprar todo el gas y el crudo que queramos en su divisa local porque por las sanciones lideradas por Estados Unidos, operar con otras como el dólar le es imposible.
El Kremlin decidió entonces pasar a la ofensiva limitando la cantidad de dólares que los residentes extranjeros en el país podían retirar de sus cuentas y a la banca se le prohibió vender divisa que no fuera el rublo a sus clientes de aquí a septiembre.
Los inversores que operan en el mercado, más en concreto, en la Bolsa de Moscú recordemos que tampoco pueden apostar en corto contra títulos de capa caída o vender valores si no son ciudadanos rusos. Medidas, todas estas, que han puesto coto a las ventas de rublo y con ello a las caídas sin precedentes.
Si compras, en rublos
En esto contexto, hace unas semanas Rusia ordenó que los exportadores del crudo y gas vendieran el 80% de sus ingresos en moneda extranjera y compraran rublos. Otro impulso más que llevó a la divisa a no ser una de las más débiles del sistema y a pesar de la guerra.
De hecho, el propio Vladímir Putin decía esto hace poco: “las naciones europeas que quieran gas ruso tendrán que adquirirlo en rublos y no en dólares o euros”. Un golpe de timón que tiene como firme intención revertir el flujo actual de capital provocando una realidad bastante paradójica: haciendo que las naciones sancionadoras apoyen a la moneda sancionada y asegurando, de esta manera, que todos los fondos de ventas de energía respalden el valor.
¿Hacia dónde apuestan los inversores?
Lo que a menudo quieren es poner dinero en economías que consideran que van a moverse en la dirección adecuada. Pero en Rusia esto no pasa. Cientos de empresas han anunciado que abandonan el país por la guerra. Las importaciones, por lo tanto, no parece que se vayan a reducir mientras que las exportaciones sí, probando un desajuste en la balanza comercial sin precedentes.
El petróleo, por otros derroteros, seguirá saliendo a navegar con impulsos en los precios que están haciendo que la nación registre ciertos ingresos “extraordinarios” por este mercado y en este contexto el rublo se fortalece.
Pero aquí hay truco. Después de estallar la guerra, la negociación del rublo tomó dos direcciones: una en el mercado local donde se valoraba sobre los 94 rublos/dólar otra en el internacional cuando se negociaba sobre los 98.
A día de hoy, los bancos (occidentales), preocupados por infringir las sanciones de sus gobiernos, se ven obligados a liquidar cada transacción en rublos con una divisa que poco a poco se recupera, pero que de cara al largo plazo amenaza con seguir siendo una ‘carta Pokemón’ que no hará fácilmente rico a ningún inversor que apueste, por lo que hoy sabemos, a caballo perdedor.