Reforma del sistema financiero tras el Brexit. Cuestiones que van desde las obligaciones de transparencia hasta crear un marco regulatorio a medida para los bancos. Treinta normas.
El mayor cambio para la city de Londres en las últimas tres décadas.
Escucha la historia completa en este podcast de Mercado Abierto con Javier Luengo:
Entre las medidas estrella se suprimen los límites a los bonus de los banqueros y se obligará a las entidades bancarias a separar sus negocios minoristas de los de mayor riesgo
Rishi Sunak era a principios de otoño el nuevo primer ministro. Uno de los más intrigantes de las últimas décadas y el primero que gobernará, dicen, para los fondos de cobertura del Reino Unido.
Los mercados lo moldearon. Y ahora, en el mismo momento en que el ascenso y la caída de ciertos puntos de referencia en la deuda y divisas están influyendo en la política británica más que en cualquier época desde al menos principios de la década de 1990, tenemos un primer ministro que se toma a esos mercados inusualmente en serio.
Los mercados lo ayudaron a cruzar la puerta y los mercados le dieron la bienvenida. Y así hoy Reino Unido mira a Edimburgo para reformar su sistema financiero porque allí el Gobierno y el canciller, Jeremy Hunt, ha hecho pública la hoja de ruta para poner en marcha el gran cambio del sistema financiero de las últimas tres décadas.
En Capital Radio Antonio Sanabria, profesor de economía internacional de la Complutense de Madrid, insiste en que esto no es más que una huida hacia delante tras la crisis del Brexit.
Vuelta de Thatcher
Treinta normas para, entre otras cosas, obligar a las entidades a separar por ley sus negocios minoristas de los más expuestos al mercado y que retrotraen a Londres al gran Big Bang, referencia en la desregularización del sector que la exprimera ministra, Margareth Thatcher, puso en marcha en 1986.
De hecho, el por entonces presidente de la Bolsa de Valores de Londres confirmaba esta mañana a la BBC que entonces hubo una gran línea roja: los bancos privados que tuvieron que atenerse a las normas que les puso el gobierno ultraconservador de una Thatcher que tomó medidas extraordinarias que cambiaron la vida del Reino Unido de un día para otro y a sus mercados con ellas.
Entonces el cambio se articuló sobre tres pilares: supresión de las comisiones fijas mínimas sobre las operaciones; poner fin a la separación entre los que negociaban acciones y acciones y los que asesoraban a los inversores y permitir que las empresas extranjeras posean corredores de mercados en el Reino Unido.
Caminos que pusieron las piedras de lo que hasta ahora hemos entendido como la ciudad financiera de Londres. A principios de la década de 1980, las autoridades de defensa de la competencia amenazaban con llevar la bolsa de valores al Tribunal de Prácticas Restrictivas y por eso Thatcher pasó a la acción.
Las 300 empresas cotizadas hasta entonces eran británicas. En un año 75 fueron extranjeras. Con esto vino el desarrollo del comercio electrónico, reduciendo costes a medida que aumentaba la competencia.
Traducido en cifras, el volumen de comercio que inundó las nuevas terminales se disparó, con un promedio de más de 7.400 millones de dólares cada semana después de este Big Bang.
Se dice que el Big Bang creó 1.500 millonarios. Alrededor del 95% de las empresas habían sido propiedad de asociaciones, y deslumbradas por las enormes sumas ofrecidas muchas vendieron y se retiraron.
Ahora el gobierno confirma que se eliminará el límite a los bonus de los banqueros y permitirá que las compañías de seguros inviertan en activos a largo plazo, como viviendas y parques eólicos, para impulsar la inversión y ayudar a su agenda a los balances.
Treinta medidas que tienen la intención de hacer del Reino Unido uno de los centros financieros más abiertos, dinámicos y competitivos del mundo.