Bonos de guerra. Con los tanques en las calles el grifo del dinero no se puede cerrar porque los soldados tienen que alimentarse, la gasolina llegar para invadir territorio enemigo y las balas, además de vidas y nombres, se llevan por delante los billetes.
El respaldo financiero de un país como ahora Ucrania queda en el mercado. Las posibilidades de la guerra no vaya a más, en manos de los inversores. Y mientras, ¿qué?
Escucha la historia completa en este podcast de Mercado Abierto:
De momento, en cartera, 8.1000 millones de grivnas, 270 millones de dólares, con un interés del 11% para mantener a raya a Moscú
Ucrania, con las exportaciones bloqueadas y las empresas saliendo despavoridas del país está desesperada por encontrar, hasta debajo de las piedras, dinero con le que seguir financiando a la resistencia de Vladímir Putin.
El Gobierno de Volodímir Zelensky trata de financiar, como puede (y a duras penas) una invasión que nadie esperaba y esta es una de las razones por las que ha decidido lanzarse a la emisión de bonos de guerra. De momento, en cartera, 8.100 millones de grivnas (divisa local) que, al tiempo de cambio actual, equivales a unos 270 millones de dólares con un interés del 11%.
¿Qué son los bonos de guerra? Históricamente, por ir con las metralletas a la calle, las naciones han tenido que poner dinero sobre la mesa. Han tenido que financiar operaciones muy costosas a través de, al principio, los “impuestos de la guerra”.
Después la venta de los botines de guerra o, aquí está la herramienta más moderna alejada de los tiempos de los piratas, la obtención de préstamos del mercado.
Sin embargo, no fue hasta época del francés, Napoleón Bonaparte, cuando Reino Unido ideó un nuevo modelo “más estratégico” de emisión de deuda para financiar los conflictos bélicos. A un lado el gobierno y al frente los grandes bancos dispuestos siempre a que se les “debieran” favores.
Durante la Guerra Civil de los Estados Unidos, el Secretario del Tesoro, Salmon Chase fue un paso más allá. Con el objetivo de distribuir la deuda de guerra del gobierno de una manera más amplia, reclutó un ejército nacional de vendedores de bonos. ¿Su objetivo? convencer a los ciudadanos de que se lanzaran a las compras en un acto de patriotismo y como una oportunidad de inversión futura para cuando llegara la época de reconstrucción.
Los rendimientos prometidos oscilaban entre el 5% y el 7% para un Gobierno que, con esta nueva campaña publicitaria entre los minoritarios, consiguió recaudar bajo la administración de Abraham Lincoln más de 2.000 millones de dólares, al cambio actual, unos 37.000 millones.
¿Cuál fue la sorpresa? Que al terminar el conflicto (la guerra de secesión los rendimientos cayeron y las retribuciones a los inversos no fueron las prometidas.
Años más tarde, a las puertas de la Primera Guerra Mundial, el Tesoro de William McAdoo tiró de propaganda y esta vez consiguió cerca de 21.000 millones de dólares. ¿Cuánto sería estoy con el billete verde de hoy? Cerca de 400.000 millones de dólares.
Estos fueron los Liberty Bonds que detrás contaron con una campaña publicitaria que hasta al mismo Charles Chaplin llevó ante las cámaras.
Su sucesor en el cargo, Henry Morgenthau hizo de su capa un sayo. Del patrioteros bandera y modificando ligeramente el sistema colocó a los estadounidenses casi 3 billones de dólares en deuda.
En la Segunda Guerra Mundial entraron al juego las instituciones financieras. En Alemania, por ejemplo, la presión se desplazó hacia el sector financiero que adquirió un gran número de deuda muchos bonos y tras la ocupación de Checoslovaquia durante los primeros años del expansionismo de Adolf Hitler.
Después de que Japón bombardeara Pearl Harbor, Estados Unidos declaró su entrada en la Segunda Guerra Mundial y volvieron a recurrir a los bonos como herramienta para financiar el conflicto, esta vez, denominados como bonos de guerra
Hasta la deuda de un restaurante
En el Reino Unido, remontándose al esquema del Departamento del Tesoro, algunos de los inversores están todavía hoy recibiendo los pagos por la guerra napoleónica, la de Crimea o la Gran hambruna irlandesa de 1740.
De hecho, vamos a quedarnos en Londres porque allí, en 2020, en plena pandemia, un grupo de restaurantes decidió lanzar una serie de ‘cupones’ bajo pseudónimo de ‘bonos de guerra’ a fin de recaudar dinero para mantener el negocio a flote durante los cierres impuestos por la COVID-19.
La gran interrogación
Se consiguió y así pretende en Ucrania conseguir ahora Volodímir Zelensky mantener en pie un país asediado por los tanques rusos en sus cuatro costados.
Ya son varias las ventas que ha llevado a cabo Kiev de estos bonos de guerra. La última este pasado martes, 8 de marzo, en una subasta en la que captó 210 millones de euros para seguir financiando a la residencia.
De momento, esta deuda cuenta con una baja rentabilidad y vencimientos más prolongados que emisiones más comunes, pero cuenta con el gran peligro de apostar por el bando perdedor y, al final de conflicto, quedarse uno con el bolsillo vacío.
“Por el momento puede haber apoyo para que Ucrania se mantenga al día con sus pagos de deuda, pero hay un gran signo de interrogación sobre el futuro”, es la proyección que nos hacen llegar a Capital Radio desde JP Morgan.
Aunque más allá del conflicto se esconden variables. ¿Por qué ahora y no antes se ha puesto Ucrania a vender deuda? Esta ‘mudanza’ de un país con unas finanzas pendiendo de un hilo u calificaciones crediticias cercanas al bono basura cree que es el momento. Yuri Batsa es el responsable del Tesoro ucraniano. Se lo decía hace unas horas a Bloomberg Television: “estamos dispuestos a todo, incluso, a la emisión en deuda extranjera”.
Deuda por lotería o 'en la diáspora'
¿Ejemplos sobre los que inspirarse? La deuda europea que es variopinta, cuanto menos. Por ejemplo, Italia, en 2001, emitió deuda ligada a la lotería para dejar de ser, como era entonces, la nación más dependientes de los inversores del Viejo Consiente.
Grecia, en 2012, puso en el mercado los llamados “bonos de la diáspora” para obtener r ingresos de los griegos que vivían en el extranjero y que querían ayudar su país; y hace un año los ‘coronabonos’, la primera emisión de deuda mancomunada de la historia de la Unión Europea para financiar la recuperación y el plan de inversiones de 800.000 millones de euros y que en las próximas horas podría tener un primo hermano para paliar los efectos de las subidas de los precios de la luz tras la cumbre de líderes del bloque que se celebra en Versalles.
El enfrentamiento del David ucraniano contra el Goliat ruso está, de momento, obligando a tocar todos los palos. Unos para hacer avanzar a los tanques. El frente, los que quieren frenarlos y mientras pagar por la guerra es lo único que se les ocurre. Pagar para seguir matando.