El Banco Central Europeo (BCE) vuelve a hacer oídos sordos al mercado y no se sale de lo previsto. Al organismo que dirige Christine Lagarde de nada le vale una inflación desbocada ni la guerra lanzada por Rusia el Ucrania para cambiar el compás.
El supervisor comunitario decide este jueves concluir de forma definitiva la compra de deuda pública de los países de la eurozona a partir del próximo 1 de julio.
Mientras que en un comunicado, el Consejo de Gobierno anuncia arrancar con las subidas de los tipos de interés en 25pbs en la próxima reunión del 21 de julio y deja la puerta abierta a una segunda alza que llegaría más tarde, en septiembre y que podría ser incluso mayor.
El organismo supervisor con sede en Francfort mantiene la hoja de ruta inamovible a pesar de la guerra en Ucrania y la inflación en métricas históricas
Una vez que llegue a terreno positivo en las tasas se elevará el tipo de interés tradicional, que está en el 0%. Será el primer aumento del precio del dinero en 11 años aunque la gran incógnita que en el ritmo de las subidas de tipos en los próximos meses.
"La alta inflación es un gran desafío para todos nosotros. El Consejo de Gobierno se asegurará de que la inflación vuelva a su objetivo del 2% a medio plazo", insisten desde el supervisor.
Inflación al alza, crecimiento a la baja
Las nuevas previsiones del BCE apuntan que la inflación en la zona euro será mayor que la prevista el pasado mes de marzo. Para este año, auguran un IPC medio del 6,8%, que bajará al 3,5% en 2023 y al 2,1% en 2024.
El nuevo cuadro de previsiones arroja una estimación de crecimiento del producto interior bruto (PIB) de la eurozona del 2,8% este año, frente al 3,7% estimado en marzo (2,5% en el escenario adverso y 2,3% en el severo).