Son más de un veintena las innovaciones que, desde la aparición del sistema financiero, han ido desentrañando la complejidad de un sistema accesible, en principio a unos pocos aunque finalmente ha terminado por abrir las puertas a todo aquel que con un billete en el bolsillo desee acercarse a él.
En esencia, la irrupción de la tecnología ha ido cambiando a todo el esquema de mercado desde la base hasta la última de sus puntas de lanza.
Empezando por los corros y terminando entre los números de las pantallas de cotización un sonido como el de los bits o, al menos, el que nos transporta a un mundo de tecnología y pantallas hace que la adaptación, ya sea planeada o casi accidental, del mercado al nuevo mundo haya sido, en ocasiones, toda una odisea por el impacto generado y el ritmo aplicado que han dejado animado a muchos a sumarse a l historia de la economía aunque otros tantos se hayan quedado por el camino.
La de la tecnología es la historia de tantos éxitos como fracasos que tampoco se ha perdido el Palacio de la Bolsa de Madrid.
Escucha el undécimo episodio de "Historias de la Bolsa", un podcast en colaboración con BME:
Libre comercio de bienes, servicios y circulación de capitales. Los tipos de interés y de cambio. Las cotizaciones del mercado en diversos países que, poco a poco, van ejerciendo su influencia y cambiando a su antojo la economía de a pie.
Porque si una empresa quiebra o se acerca al abismo de la bancarrota podría llevar a un país a un impasse del que salir se hace complicado. En España nos lo demostró la crisis financiera de 2008 y alguna que otra entidad que, por el centro y la periferia, era más un problema que la solución a nuestros contratiempos.
Un sistema capitalista en este mundo globalizado es sinónimo de tensiones. Nervios que cada día vemos y analizamos en el mercado donde están las reglas del juego. Donde se diseña y, en función de lo que allí pasa, se impone la política monetaria internacional.
Y es que podríamos decir que en el centro de todo están Nueva York y Londres, porque ahí están situados los mercados financieros internacionales, o en Washington, Francfurt y Tokio, porque allí se define la oferta monetaria del mundo. Y de decir esto con seguridad, no nos equivocaríamos, pero tampoco estaríamos diciendo toda la verdad.
Porque si algo nos ha demostrado la historia es que con el paso de los años el tiempo se volvió dinero, el dinero poder y este poder quedó en manos de la economía, generando capital para las guerras y conquistas en tierras extranjeras, abriendo caminos para los negocios internacionales.
Años y años
Mientras, en el caso de la tecnología el camino fue independiente, pero no menor tortuoso. Desde que el hombre descubre el fuego y sus aplicaciones en hornos para sus hogares antes del siglo X, el sistema decimal en el año 1080, la Universidad de Bolonia en el 1100, la brújula magnética de 1195, la fábrica de papel en el año 1390, la imprenta moderna en el año 1440, los inventos de Leonardo da Vinci desde 1472 hasta 1519… desde todo esto ya ha llovido.
También han caído chuzos de punta desde la invención en 1947 del transistor o del lanzamiento en 1982 de MS-DOS, el primer sistema operativo para un ordenador personal de IBM. Y fue entonces, cuando los ordenadores hicieron su aparición estelar en nuestro mundo cuando todo cambió y también en el mercado. Variaciones de sistema que de primera mano, 30 años después nos lo cuenta, vivió Domingo García Castaño, el que es director del Servicio de Estudios de BME.
Cambios tecnológicos como el del telégrafo y luego los ordenadores con gigantes servidores que, en tiempo real, daban cotizaciones de mercado. Una realidad que hoy es nuestro día a día, pero que hace años nadie se pudo imaginar que llegaran de un día para otro.
Cambios a los que la realidad obligó. Porque fue necesario y, posteriormente, aceptado por obligado.
En definitiva, con la tecnología en el parqué, el mercado recuperó parte del lustro perdido.
Más historia
Porque fue entre 1987 y 1992 cuando se conjugaron las fuerzas para hacer de la bolsa un lugar seguro. Cambios que no llegaron de un día para otro y que, paulatinamente, nos fueron modelando.
Así fue como el comercio internacional, el flujo de capitales, la información y el emprendimiento empresarial originaron lo que antes se pensaba que era el futuro: el presente competitivo. Una historia que España escribió desde la cabecera.
Capitales que se van moviendo, pero que hicieron perder privilegio a la inversión física directa, sometida a impuestos y presiones nacionales. El cara a cara dio paso a una lucha desigual entre el humano y los megapíxels.
En definitiva, el horizonte de inversión no conoce ya límites y España está en primera línea.
Escucha la historia completa en este podcast de Mercado Abierto con Javier Luengo:
Domingo García Castaño, director del servicio de estudios de BME, nos habla de los últimos 30 años del mercado que él ha vivido en primera persona