España tiene uranio y gas, pero no quiere usarlo. La mina de Retortillo, en Salamanca y el concejo de Subijana, en Álava son dos de los enclaves que podrían otorgar a nuestro país cierta independencia energética en un contexto tan volátil como el actual, pero la parálisis política y normativa nos deja en el dique seco.
¿Por qué no utilizamos lo que tenemos? Si España tiene (en parte) una solución, ¿cuál es la razón de esta inacción?
Escucha la historia completa en este podcast de Mercado Abierto:
La parálisis normativa y política aboca a España a un callejón sin salida mientras financiamos con compras a Rusia la guerra en Ucrania
El gas natural que nos llega de Rusia (junto con el petróleo) sigue inyectando, ahora y una semana después de las sanciones impuestas por Occidente, más de 600 millones de euros al gobierno de Vladímir Putin, recordemos, en guerra por el control de Ucrania.
El uranio del gigante euroasiático también lo traemos y nos abastece, en este caso, en más de un 38% del consumo total. El resto lo traemos de Canadá, Níger, Kazajistán, Namibia y Uzbekistán. Con un precio en el mercado de futuros de Chicago de más de 58 dólares/onza, las inyecciones al Kremlin por la importación de este metal también son millonarias.
Y esto solo por parte de España.
Independientes, pero no
España, un país que, en estos momentos, tiene uranio suficiente como para ser completamente independiente. España, un país que, además, tiene gas (en cantidades considerables) como para recortar parte del consumo diario con el que nos abastecemos (también un poco) de Moscú.
Según datos de la minera Berkeley, en 18 meses, esto es, en algo más de mes año y medio, nuestro país podría ser perfectamente autosuficiente en cuanto al abastecimiento energético se refiere, al menos, de cara a la próxima década.
El uranio es importante porque alimenta a nuestras centrales nucleares. Bien es verdad que nosotros estamos a otras cosas, a fomentar la producción de energías renovables tal y como detalla la vicepresidenta para la Transición Ecológica, Teresa Ribera.
Estamos a las renovables, bien, pero mientras inyectamos el dinero y todo sale adelante de alguna manera hay que hacerlo y más si el interés de los grandes gobiernos, como el de Estados Unidos, es paralizar cualquier relación de compra venta con la administración rusa.
Entonces, si tenemos gas y uranio para ser independientes… ¿por qué no lo utilizamos? En pocas palabras, porque no podemos. Porque los retrasos normativos y políticos no dejan que salga adelante.
Mucho uranio (sin usar)
Uno de los frentes, el mítico de Retortillo (Salamanca). Este pequeño municipio cuenta con una mina parada por el Gobierno.
Con una capacidad de producción de más de 4 millones de libras de uranio al año, pero que ni el Ministerio para la Transición Ecológica ni los vecinos lo quieren. Berkeley, la operadora australiana de este emplazamiento busca todavía como puede la aprobación para su operatividad.
El gas tampoco vale
A 450 kilómetros, Subijana (Victoria). Aquí tenemos el gas natural. En el pozo de Armentia-2 donde se calculó, según números, en este caso, del Gobierno Vasco, que habría más de 180.000 millones de metros cúbicos de gas.
Según las cifras de Enagás, en España el consumo de esta materia prima ahora en boca de todos alcanzó en 2021 los 378,5 teravatios/hora, es decir, solo con este pozo podríamos abastecernos de gas durante algo más de cinco años.
A precios de mercado actuales, podríamos estar ingresando casi 186.000 millones de euros. Pese a esto, el gobierno de Euskadi decidió hace un año dar ‘carpetazo’ por y, decían literalmente, “carecer de sentido”.
Así las cosas, España se aventaja como un nuevo actor, al menos, en estos tiempos de guerra en un mercado energético con más de una convulsión aunque, de momento, poco parece que nos interesa adelantarnos a lo que nos viene.