Salidas a bolsa europeas, mantener el control de nuestras empresas y no perder el partido frente a Londres tras el Brexit. Son los tres pilares de la nueva propuesta de la Comisión Europea que ha lanzado este miércoles Bruselas de la reforma del mercado de capitales.
En suelo comunitario y como prioridad también, mantener el negocio de los derivados.
Escucha la historia completa en este podcast de Mercado Abierto con Javier Luengo:
La reforma que propone la Comisión Europea tras siete años de negociaciones tiene que pasar ahora por el Parlamento y el Consejo para terminarla adoptando
Siete años después de la puesta en marcha de la Unión de los Mercados de Capitales se mueve ficha porque Europa, lo decía el vicepresidente de la Comisión Europea, Valdis Dombrovskis, necesita más liquidez y unos mercados integrados. Necesitamos pasar página y armonizar todas las legislaciones nacionales.
27 socios somos muchos y cada uno con nuestras particularidades y es por esto que se quieren facilitar las salidas a bolsa en los mercados europeos y, decía la responsable de la Estabilidad Financiera en el bloque Mairead McGuinness, evitar que las empresas de aquí huyan a Estados Unidos… a la Bolsa de Valores de Nueva York.
Documento que ha presentado - con cientos y cientos de páginas en las que hemos buceado - la Comisión de Úrsula Von Der Leyen quien, por cierto decía esta mañana en Milán que negociamos con Washington y Pekín para tratar de solventar nuestras diferencias y que el mercado europeo no se vea perjudicado frente a los estadounidenses.
Una de las claves es que siempre haya acceso a la financiación y liquidez del mercado. Una de las medidas estrella es que las empresas europeas no necesiten siempre del dinero de los bancos para poder salir hacia delante.
Y de esta manera que Europa sea un lugar mejor dependiendo de los mercados financieros y, en gran medida, de los inversores minoristas y gobiernos que estén interesados en mantener en pie a nuestro tejido empresarial.
En así y en este contexto en el que muchas empresas europeas buscan financiación en Estados Unidos por las dificultades para acceder a los mercados de capitales en la Unión Europea.
Mantener el control
En Bruselas que contempla nuevas normas para los órganos de gobierno de las compañías para no perder el control por los fundadores de sus empresas, en definitiva, para que no tengan miedo de salir a bolsa para hacer que los préstamos sean más negociables, liberar el capital de los bancos e impulsar la demanda de productos titulizados.
Para armonizar también normas entre los Estados y, de esta manera, acelerar la inversión transfronteriza.
Por otra parte, se quiere armonizar el sistema de insolvencia porque hay países que resuelven en siete meses un concurso de acreedores y otros que pueden demorarse hasta siete años con lo que “eso implica para la sociedad afectada que difícilmente puede retomar su actividad”.
Miedo del Brexit
A todo esto y dos años después de la salida de Reino Unido de la Unión los riesgos de operar con Londres se tratarán de solventar para hacer del mercado europeo un mercado, decía McGuinness, más resiliente.
Es el caso, por ejemplo, de Reino Unido, que aglutina la mayor parte de esta compensación y en cuyo suelo se basa una entidad de contrapartida central (ECC) que compensó más del 90% del volumen de derivados extrabursátiles de tipos de interés denominados en euros a finales de 2020.
Sin embargo, la Comisión apunta que no se trata de una política de relocalización, sino que responde a necesidades de estabilidad financiera ya que la cantidad de derivados compensados en dos cámaras de compensación del Reino Unido son de tal importancia sistémica sustancial que podrían suponer un riesgo para la estabilidad financiera de la UE o de uno de sus estados miembros.
800 páginas también para fomentar la cotizaciones de las PYMES y que las administraciones públicas se interesen por la inversión en empresas nacionales. Propuestas que se presentarán ante el Parlamento Europeo y el Consejo para someter a voto su adopción… y que los 27 ministros de Economía y Finanzas de los Estados miembro tendrá que ver qué les parece en la próxima cumbre del Eurogrupo.