Han sido 72 horas traumáticas para el mercado de las criptomonedas. Terra se hunde y sy stablecoin, UST ha generado una conmoción en el mercado que se llega a equiparar el titulares con la quiebra de Lehman Brothers. ¿Qué ha pasado?
Mientras, un país que hace unos meses lo apostó todo al bitcoin, El Salvador, se acerca cada vez más aceleradamente a un ‘default’ por la volatilidad de esta nueva economía. ¿Qué van a hacer?
Escucha la historia completa en este podcast de Mercado Abierto:
La caída estrepitosa de la stablecoin ligada al dólar activa las alarmas por su desvinculación del mercado y llaman a un terremoto en la economía dígital
Terra pone en jaque al cryptomundo como Lehman Brothers lo hizo al tangible, a nuestro día a día, en aquel 15 de septiembre de 2008, en el clímax de la crisis de las hipotecas subprime.
Terra es una empresa, no es una moneda. Eso lo primero. Es una compañía creada en 2018 al albur de Terraform Labs y de sus cofundadores Do Kwon y Daniel Shin.
Terra es una cadena de bloques, lo que se conoce en el argot como blockchain que sustenta a todo un sistema de economía digital descentralizada, sin control de ningún regulador del mercado, y que va acuñando las conocidas como stablecoins, monedas digitales respaldadas por una fiat, en la mayoría de los casos, el dólar estadounidense.
Un mercado que está creciendo. Lo decía en las últimas horas ante la Cámara de Representantes de Estados Unidos la secretaria del Tesoro, Janet Yellen quien insistía en que como su crecimiento está siendo exponencial estamos ávidos de una regulación que a unos les diga cómo actuar para que no haya terremotos como los vividos durante las últimas horas y que a otros nos confirme que es seguro poner dinero en estas nuevas herramientas que se configuran, en nuestros días, como los primeros ladrillos de la economía del futuro.
Las stablecoins son diferentes una a otra aunque Terra tiene un cuasi monopolio con el control de 18.000 millones de dólares. Dicen que Terra es la mejor crypto porque respeta al medioambiente. Consume menos energía y el impacto de su minería es reducido respecto a otras como el bitcoin.
De Terra nace Luna, el token nativo de este proyecto empleado para regular, cuanto más se pueda, un mercado que para el presidente de la Comisión de Bolsa y Valores de Estados Unidos, Gary Gensler, es ya un paso más en lo que hasta ahora hemos conocido.
Estas son las bondades de Terra, pero también tiene sus riesgos. El principal es que los inversores pueden estar sujetos a pérdidas si Terra no es capaz de mantener la paridad con el dólar.
Terra es el segundo mayor inversor de bitcoin del mundo. Sus posiciones estaban vinculadas a esto y ahora, lo que investiga la SEC es si un gran inversor, al estilo Citadel, se ha decidido por vender sus posiciones. Terraform, su desarrollador, en los focos.
¿Cómo funciona la UST?
Los desacoples entre el UST de Terra con respecto al dólar llevan ya 72 horas protagonizando el mercado. Eso es algo que, cada tanto, sucede en esta stablecoin algorítmica pero que suele «repararse» velozmente debido a los mecanismos que hacen que el precio de UST se mantenga estable. Es decir, por matemática.
Pero los mecanismos, esta vez, han fallado. Y en el caso de UST entra en juego otra cosa más. No tiene un colateral fiat como es el caso de Tether. Esto es, el suministro es lo único que mantiene el precio estable y si esto cae, se cae todo como un castillo de naipes.
El caso aquí es que como vieron que todo se había venido abajo, los poseedores de UST se decidieron por vender e irse a otras stablecoins a las que sí que estuviera respetando el mercado.
En Twitter, su fundador, Do Kwon ha anunciado un plan para rescatar al UST, pero de momento poco más se sabe y solo les queda, a los seguidores de Terra confiar en que les saquen las castañas del fuego.
La de Terra y UST no deja de ser, en cualquier caso, una señal más de que las criptomonedas han venido para quedarse pero con más de un problema a sus espaldas.
El caso fallido de bitcoin
Nayib Bukele, que convirtió a su país, El Salvador, en el primer país en hacer del bitcoin una moneda de curso legal, se enfrenta ahora a un posible ‘default’, un impago de la deuda a la que tiene que hacer frente en dólares en enero.
Hace un año las agencias de calificación ya advirtieron que esto podría pasar. No se les hizo caso y ahora estamos como estamos. Se dijo que la volatilidad de esta criptomoneda impactaría en unas finanzas públicas como las salvadoreñas ya, de por sí, tocadas de muerte.
A pesar de su baja adopción entre la población, la decisión tuvo un impacto inmediato en el futuro del país centroamericano. El Fondo Monetario Internacional, que podría aportar financiación de apoyo para que el Gobierno de Bukele cumpla con su próximo pago de deuda externa en enero, instó al país a eliminar bitcoin como moneda legal, ya que expone a las finanzas públicas a las altas y bajas del activo digital en el mercado global.
La insistencia de Bukele de mantenerla complicó las negociaciones con el Fondo y ahora el ‘default’ está a la vuelta de la esquina.
Por su parte, hace poco, Moody’s ha alertado de que incluso si el Gobierno encuentra una manera de manejar las presiones de financiación a corto plazo del próximo vencimiento de bonos de 2023, los problemas de financiación van a persistir comprometiendo su capacidad para cumplir con sus compromisos de deuda en su totalidad.
Tampoco ha triunfado la famosa emisión de los “bonos volcán” respaldados por bitcoin por valor de 1.000 millones de dólares. El pasado mes de marzo, el Gobierno la suspendió para, según su presidente, enfocarse en una reforma de pensiones.
Más allá de los desplomes, UST demuestra las vulnerabilidades de todo el sistema. Terra pone en jaque al mundo crypto y las finanzas de nuestro día a día. El Salvador, por ellas, un país al borde de la quiebra y el resto del mundo sin saber cómo manejarlas.