"Las implicaciones de la decisión de esta Cámara son graves. Por defecto legal Reino Unido debe abandonar la UE el 12 de abril. En sólo 14 días. No es suficiente tiempo para llegar a un acuerdo. Aunque la Cámara ha dejado claro que no quiere irse sin un pacto. Así que tendremos que acordar una vía alternativa. La UE ha sido clara: que cualquier extensión debe tener un propósito claro. Y debemos llegar aun acuerdo de forma unánime con los otros 27 estados miembros de cara al 12 de abril".
286 'síes' frente a 344 'noes'. Así ha terminado la votación del acuerdo de May en el parlamento británico. Era la tercera vez que se votaba este acuerdo, pero los diputados sólo se han pronunciado en esta ocasión sobre el tratado de salida, no la declaración política sobre la futura relación bilateral y comercial. Con que se aprobara el acuerdo de retirada, habría bastado para mantener la fecha del Brexit en el 22 de mayo. Pero May ha vuelto a fracasar y por eso el gobierno británico sólo tiene dos semanas para salir de la Unión Europea. El 12 de abril es la fecha definitiva del divorcio.
El texto sometido a votación recoge unos de los aspectos más controvertidos. Establece la factura de salida que debe abonar el Reino Unido unos 45.000 millones de euros, detalla los futuros derechos de los ciudadanos de ambos lados y el mecanismo de salvaguarda para evitar una frontera entre las dos Irlandas.
Bruselas convoca una cumbre extraordinaria el 10 de abril
La reacción en Bruselas no se ha hecho esperar. El presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, ha convocado a todos los líderes de la Unión Europea a una cumbre extraordinaria el 10 de abril.
La prórroga para la salida de Reino Unido será sólo hasta el 12 de abril, dos días después de esa cumbre. Si Londres indica antes de la cumbre del consejo un camino a seguir, que pasa por que convoque y participe en las elecciones europeas del 26 de mayo, sólo en ese caso, el Consejo Europeo estudiará qué hacer en relación a esa prórroga. Si no, el escenario más probable será un Brexit sin acuerdo. Las principales claves con Alexandre Mato, nuestro corresponsal en Bruselas: