El pasado 8 de febrero el Presidente del Gobierno animó abiertamente a los españoles a ahorrar para complementar su jubilación. “Desde los poderes públicos debemos incentivar que el ahorro piense en el largo plazo. Un ahorro con un horizonte temporal prolongado, que sirva como complemento de la pensión pública pero también de otros planes vitales, como la educación de los hijos, un proyecto personal o superar cualquier revés que nos pueda traer la vida. Una inversión para el futuro a la que se pueda recurrir cuando sea necesario”, dijo concretamente Mariano Rajoy.

Noticias como ésta o el paulatino agotamiento de la llamada “hucha de las pensiones” nos hacen tomar conciencia de la necesidad de contar con unos ahorros que nos garanticen una jubilación tranquila. Y es que mientras en 1970 la población mayor de 65 años representaba el 10% de la población española, en 2015 los jubilados ya eran el 19% de la población, con el consiguiente incremento del gasto que esto supone para el Estado.

Lo segundo que se nos viene a la cabeza al escuchar declaraciones como las del Presidente del Gobierno (lo primero es que aprendan a gestionar mejor el dinero de todos y a equilibrar ingresos y gastos) son los planes de pensiones. Un plan de pensiones es un producto de ahorro a largo plazo cuyo principal fin es el de generar un ahorro del que disponer en la jubilación en forma de capital o de rentas. Se basa en aportaciones periódicas o puntuales que son invertidas por los gestores del plan con unos criterios de rentabilidad y riesgo previamente establecidos en la política de inversión del plan.

Las aportaciones a los planes de pensiones tienen ventajas fiscales, permitiendo desgravar en la declaración de la renta el dinero aportado mediante una reducción de la base imponible. Recientemente se ha aprobado la posibilidad de
rescatar el dinero invertido pasados 10 años de la primera aportación.

Siendo el producto de ahorro creado expresamente para este propósito, no es ni mucho menos el más beneficioso para el ahorrador en términos de rentabilidad, como recuerda Pablo Fernández en su reciente artículo Rentabilidad de los Fondos de Pensiones en España. 2002-2017. En su análisis del comportamiento de distintos productos de inversión durante los últimos 15 años (periodo diciembre 2002 - diciembre 2017), Fernández constata que la rentabilidad media de los fondos de pensiones fue del 60% (promedio anual 3,03%). Sin embargo, entre los 356 fondos de pensiones con 15 años de historia, tan sólo 4 superaron la rentabilidad del IBEX 35 y 47 la de los bonos del Estado a 15 años. Incluso uno de los fondos tuvo rentabilidad negativa.

Y es que en este mismo período la rentabilidad del IBEX 35 fue del 226% (promedio anual 8,19%) y la de los Bonos del Estado a 15 años del 97% (promedio anual 4,61%). Desde luego que las comparaciones pueden resultar realmente odiosas.

Estando totalmente de acuerdo con el Presidente del Gobierno en que se hace necesario buscar fórmulas de ahorro para complementar la pensión, nos atrevemos a recomendarte que no cierres tu mente sólo a los planes de pensiones y explores otras fórmulas más beneficiosas para ti y los tuyos. De modo que no esperes a tener 60 años a ver de cerca la jubilación para tomar acciones que complementen a tu futura pensión, y empieza desde ya mismo a estudiar todos los instrumentos de ahorro que tienes a tu alcance y sus rentabilidades medias.

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