La Inversión Socialmente Responsable está despertando el interés de los inversores europeos. La apuesta por este tipo de apuesta bursátil ha aumentado un 5% en el último ejercicio y seis de cada diez inversores están dispuestos a invertir una parte de sus ahorros en fondos ISR.
“Desde el COP21 de París todo lo relacionado con el mundo climático ha tenido mucha atracción”, apunta Jorge Díaz, responsable de ventas institucionales de Amundi Iberia. La inversión socialmente responsable (ISR) está íntimamente relacionada con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Organización de las Naciones Unidas.
Los bonos verdes, cualquier tipo de bono cuyos fondos se destinan exclusivamente a financiar o refinanciar, en parte o en su totalidad, proyectos verdes elegibles, son, cada vez más la apuesta de muchos inversores. Ahora, la tendencia es la apuesta es el bono verde 2.0, “que no solo cumple con los principios de los bonos verdes, sino que también tienen que tener un objetivo de reducción de huella de carbono por millón invertido al año”, apunta el responsable de ventas institucionales de Amundi Iberia.
La “huella de carbono cotiza en el mercado”, añade. En 2018, esta cotizaba en 5 euros la tonelada, “ahora se ha disparado”, destaca. “Mes a mes hacemos una medición de los bonos que tenemos en cartera y podemos hacer un seguimiento”, puntualiza Díaz.
La cartera de Amundi incorporó la ISR en 1989 y “todavía sigue existiendo”, añade Díaz. Para incorporar compañías a sus carteras, la firma tiene en cuenta 37 criterios, 16 transversales y 21 específicos de la zona geográfica y ámbito de aplicación de la empresa.
A ello le suman un rating específico de la casa junto con un cuestionario enviado a las empresas para controlar su medición de la huella de carbono. “Cruzando estos análisis hacemos una cartera de gestión activa con las compañías que menos contaminan”, sentencia Díaz.