Tiempo de descuento para aceptar la opa de IFM sobre Naturgy. Siete horas para que se caiga esta “losa” que pesa sobre la energética desde que a principios de año este fondo de pensiones australiano se lanzara a las compras y desatara una guerra sin precedentes en el mercado español.
¿Terminarán aceptándola sus inversores? ¿Cuáles son los intereses que se esconden entre las sombras?
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¿Terminarán aceptándola sus inversores? ¿Cuáles son los intereses que se esconden entre las sombras? lo descubrimos en esta historia de Mercado Abierto
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Día D. A la medianoche como si de la Cenicienta se tratase, se cierra el periodo de aceptación de la opa parcial lanzada por IFM sobre el 22,7% del capital de Naturgy, la extinta Gas Natura. Incertidumbre, tensión y disputas a cargo de los medios de comunicación son tres de las palabras sobre las que se ha organizado todo un relato.
Como un embarazo, nueve meses llevamos con este asunto a cuestas y todo parece que vamos a mantener la incertidumbre hasta el último momento. Hay tantas posibilidades de que IFM logre su objetivo como de que no.
Cada uno ha estado jugando sus cartas. Los australianos han intentado convencer a los fondos y a los minoritarios. El grupo La Caixa (a través de Criteria), que desde el principio vio con poca simpatía esta oferta de compra, ha ido quedándose, poco a poco, con títulos de la energética, lo que complica que a OPA pueda llegar a buen puerto.
Se lo contamos aquí en Mercado Abierto, a principios de mes. Ni Criteria, ni los fondos de capital riesgo CVC Capital Partners y GIP, ni el consejo de administración, venderán. Esto pone a más del 70% de las acciones fuera del alcance de la operación.
Pero IFM se conforma con poco más del 17%.
¿Y cómo llegar a este 17%?
Tenemos un 30% del capital que sí que estaría interesada (en la teoría) en vender. Y aquí los minoritarios que estén (hartos) de Naturgy y los fondos oportunistas pueden tener la última palabra. Y de estos conocemos los nombres y apellidos: Barclays, Norges y el fondo oportunista estadounidense Davidson Kempner que le pueden dar hasta el 3,36% de Naturgy.
Todo apunta a que IFM ya ha conseguido el compromiso de venta de, al menos, uno de ellos. Cada una de estas compañías maneja participaciones de algo más del 1%.
Apalabrado o no (esto solo lo podemos intuir, en ningún caso confirmar) es lo más probable porque este tridente tiene una cosa en común: buscan situaciones límite para obtener rendimientos en de cualquier movimiento corporativo. Una de sus operativas son las posiciones cortas. Piden prestadas acciones con la promesa de devolverlas pasado un tiempo, junto con el pago de un interés.
'Golden share'
Los que se oponen, a día de hoy, son los accionistas porque, recordemos, el Gobierno ya ha dado el beneplácito a la operación. Vayámonos al verano cuando se discutía aquel asunto de la ‘golden share’ o acción de oro que trajo de cabeza al Gobierno. Por un lado teníamos a la vicepresidenta y ministra de Asuntos Económicos, Nadia Calviño, que parecía haberse quedado sola ante “el peligro”.
Frente a Unidas Podemos que se negaban tajantemente a “vender” una empresa española a otra firma extranjera. También se mostraban partícipes de ello algunos ministros socialistas.
¿La oposición? Contenta por la oferta y proclive a la venta.
Sobre ello se pronunciaba también nada más conocerse el “asalto” Gonzalo Gortázar, consejero delegado de CaixaBank.
En agosto el Gobierno finalmente concedió su voto a la operación. Teresa Ribera, tras el consejo de ministros que dio luz verde a la transacción: 3 de agosto.
Apalabrado
Y atentos a lo que cuenta este viernes Expansión: en Naturgy hay en estos momentos alrededor de un 3% de capital en préstamo, susceptible de acudir a la opa bajo la misma perspectiva con la que opera un fondo con posiciones cortas. Venderán en la opa y el día después, que se espera que el valor caiga, recomprarán para devolver las acciones.
Es decir, en realidad el accionista original, no se irá de Naturgy. Pero ese 3% podría servir a IFM para alcanzar su objetivo.
En el fondo, lo que está en juego es el equilibrio de poderes dentro del grupo gasista. Y ese 10% podría ser suficiente para dar un vuelco a la situación si IFM pudiera concertar una estrategia conjunta con los fondos ya presentes en el capital.
Así se entiende la nada velada oposición de Criteria Caixa a la operación, que ha tratado de entorpecer haciendo un esfuerzo nada desdeñable para elevar su participación en el grupo, que ha pasado del 24,424% en que se situaba hace apenas cinco meses, al 26,583% actual (un aumento del 2,16% que se valora a precios actuales de mercado en algo más de 456 millones de euros). Su presidente, Isidro Fayné, tampoco ha mostrado nunca otro perfil que no sea el “enfrentista” contra los australianos.
Tema de precio y dividendo
En su momento, IFM ofreció un precio por acción de 22.07 euros por un máximos de 220.000.000 de títulos.
Uno de los principales puntos de disputa en el seno de la compañía en qué hacer con el dividendo.
Y La Caixa dice que nones, que es un pilar fundamental de la energética y que ni nada ni nadie (si ellos pueden evitarlo) suprimirá la retribución al accionista (un guiño a esos minoritarios que todavía pueden decantar la balanza).
Caídas en bolsa
A diferencia de sus competidores Iberdrola y Endesa, Naturgy ha salido relativamente ilesa en bolsa del reciente hachazo anunciado por el Ejecutivo a los beneficios del sector eléctrico. Lo cierto es que por la composición de su negocio, la compañía de origen catalán parece algo menos expuesta a este impacto.
Pero la estabilidad reciente de sus acciones no podría entenderse, en ningún caso, si no fuera por el efecto de la oferta de IFM, que mantiene anclada la cotización cerca del precio propuesto (22,07 euros por acción, tras los ajustes pertinentes por el pago de dividendos). Estos últimos días algo preocupante… ha dejado de lado esta horquilla para quedarse por debajo del precio.
Entonces… ¿saldrá adelante la operación?
Y si sale… ¿cómo quedará la acción? Como poco, tocada. Una vez concluida la OPA, Naturgy podría igualar el comportamiento de sus pares relativos, Iberdrola y Endesa, que acumulan un fuerte descenso. Un 26% anual la primera y un 21% la segunda, mientras Naturgy avanza un 14%.
El gas en máximos históricos tal vez pueda ser un apoyo para la cotización, pero la inestabilidad regulatoria constituye otro lastre. Si se produjera un ajuste en función de los gráficos de las compañías, la caída podría ser muy dolorosa para el pequeño accionista.
Por otro lado, en caso de que la opa de IFM triunfe, y en función del porcentaje final de aceptación, habrá que tener en cuento que la liquidez podría quedar muy reducida, lo que estrecharía el valor y aumentaría más la volatilidad.
Dividendos, cotización y regulación. Estos son los tres puntos sobre los que se sostiene toda una disputa que se decidirá, prácticamente a oscuras. Con nocturnidad y alevosía. ¿Lo único claro? Que el tiempo no deja margen para más.