La gran apuesta de Tesla es el riesgo. No el riesgo en la carretera, sino el riesgo en su estrategia de montaje. En concreto, en el montaje de su esperanza blanca: el Modelo 3.
Y es que Tesla no sigue la misma cadena de montaje que los fabricantes de automóviles tradicionales. La mayoría de los fabricantes ponen a prueba el diseño de un nuevo modelo con un equipo de producción de baja calidad que luego puede modificarse para resolver problemas. Cuando todos esos posibles fallos se arreglan, piden el equipo definitivo para fabricar el modelo que llegará al consumidor, libre de problemas.
Pero Tesla se salta este paso con el Modelo 3: no utiliza un equipo de prueba, sino que utiliza directamente un equipo final. Este equipo es permanente, más caro y le permite avanzar más rápido en su producción. El problema de esta estrategia es que no permite detectar y solucionar los fallos del mismo modo que si utilizase un equipo previo más barato. Es decir, se salta un paso de prueba y error.
De hecho, este sistema ya le complicó en 2015 el debut de su Modelo X SUV, un vehículo que presentó muchos fallos en su lanzamiento. Por este motivo, ningún rival de Tesla tiene mucha fe en su estrategia de producción.
La compañía de Elon Musk confía en las técnicas avanzadas para detectar errores. Estas técnicas se basan, principalmente, en simulaciones por ordenador. Fabricantes como Audi utilizan estas simulaciones aumentar la velocidad de producción hasta un 30%.
Sin embargo, la tecnología tiene sus límites. Tesla todavía tiene que utilizar coches reales en las pruebas de choque requeridas por el Gobierno de EEUU, por lo que las simulaciones por ordenador no pueden sustituir los datos de un vehículo real.
Elon Musk juega a contrarreloj. Espera que su Modelo 3 multiplique por 5 el volumen de ventas anual de la compañía, un objetivo clave para frenar sus pérdidas. Pero Tesla debe extremar la precaución, ya que la reparación y el reemplazo de vehículos defectuosos tiene un alto coste. En este caso, más vale despacio pero con buena letra.
Tesla apuesta por la producción de riesgo
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