Cada vez viajamos más, pero viajamos de otra manera. Las nuevas tecnologías nos han abierto un nuevo abanico de posibilidades. Y si no, pensemos en cómo planificábamos nuestros viajes 10-15 años atrás: acudíamos a una agencia de viajes y a través de ella planificábamos nuestras vacaciones. Lo dejábamos todo bien cerrado y planificado. Porque hace 10 años la gente buscaba seguridad, tranquilidad, que no hubiera sorpresas.


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Pero hoy en día las nuevas tecnologías han puesto todo esto patas arriba. Lo primero que hacemos es, probablemente, entrar en algún comparador de vuelos y hoteles para conseguir el mejor precio. Googleamos el destino al que pretendemos ir y buscamos información sobre él y recomendaciones. O nos dejamos llevar por la improvisación, porque precisamente las tecnologías nos permiten tener mucha información y eso hace que ese pánico a lo desconocido desaparezca y seamos más espontáneos y disfrutemos más del momento.


Y los grandes impulsores de esa espontaneidad son, precisamente, los nativos tecnológicos: los Millenials. Esta generación de jóvenes de entre 20 y 35 años que ha puesto en práctica la tendencia de viajar de forma flexible.


Por tanto, ahora los viajes no están tan cerrados, sino que se improvisa sobre la marcha, incluso algunos viajeros deciden reservar alojamiento sólo para la primera noche y arreglárselas por su cuenta una vez ya está en el destino.


Y esa improvisación también introduce otra tendencia: los viajes con poco equipaje. La política de las compañías low cost, las escapadas de última hora y el entusiasmo por experimentar destinos como una persona local hacen que los turistas se lancen a la aventura con unas pocas piezas de ropa, aunque siempre con el salvavidas del móvil a mano. Esta forma de viajar ayuda a que los viajeros se muevan más ágilmente.


Todos estos aspectos introducen la mayor de las tendencias: la personalización de la experiencia de viajar. Porque los viajeros, y sobre todo los Millenials, ya no buscan visitar los lugares típicos. Gracias al acceso a la información, y gracias a herramientas como Google Street View que nos permite ver las calles de una ciudad antes de visitarla, la gente se lanza más a la aventura de visitar países que hace unos años se consideraban inseguros o demasiado atrevidos.


Y esto también afecta a los alojamientos. Existe una demanda cada vez más creciente de alojamientos alternativos. El típico hotel ya está desfasado, ahora la tendencia es alojarse en viviendas y apartamentos vacacionales, o incluso cabañas en árboles o barcos. La idea es personalizar el viaje y vivir una experiencia única.


El poder de la personalización, experimentar rutas atrevidas, viajar ligeros de equipaje o el cambio en la percepción de las distancias largas, son algunas de las tendencias que adquieren cada vez más importancia en el sector turístico y que dejan atrás la percepción de un viaje planificado, cerrado y sin sorpresas en el camino. Con las nuevas tecnologías, la aventura es la que manda.