Portadas para Talgo entre remores de OPA. Ahora es Citigroup, la entidad bancaria estadounidense, la que quiere hacerse con la casi centenaria ferroviaria española. De momento, busca a los Trilantic y Abelló para alcanzar el 40% del capital social, lo que le obligaría a lanzar una oferta por el total de la firma sobre las que han corrido ríos de tinta y que ahora, de nuevo, vuelve a la primera plana informativa.
¿Qué podemos esperar esta vez?
Escucha la historia completa en este podcast de Mercado Abierto:
La compañía española se bate con Renfe en entregas mientras prepara el empoderamiento de accionistas que podrían tener que lanzar una OPA por el total de la firmaa
1877, Bilbao José Luis de Oriol y Urigüen llega al mundo. ¿Y esto por qué es importante, se preguntarán?
Veamos… de familia de clase alta, José Luis estudió arquitectura en Madrid, en el actual Hotel AC Palacio del Retiro. Diputado, primero del Partido Maurista – movimiento conservador nacido al albur de Antonio Maura tras el cisma en el Partido Conservador – y después por el carlista Comunión Trandicionalista.
Más favorable durante la Guerra Civil al bando sublevado que a la República, dejó para la posteridad uno de los mayores legados empresariales de nuestro país. De la mano de su suegro Lucas de Urquijo y el ingeniero Juan Urrutia, funda en 1907 Hidroeléctrica Española con una capital de 12 millones de pesetas.
Una empresa que en 1992 ‘opan’ por Iberdruelo, dando lugar al germen de la actual Iberdrola. Sin embargo, este proyecto de José Luis de Oriol y Urigüen no es el que hoy nos ocupa sino el segundo.
Patentes Talgo, el germen
Patentes Talgo nace en 1942 de la mano de Oriol y Urigüen y el ingeniero Alejandro Goicoechea con un objetivo: en vez de recurrir a las locomotoras, buscaban hacer del tren un vehículo más ligero, de manera que se redujera la carga por rueda. De hecho, Talgo es la comunión de varias iniciales: Tren Articulado Ligero Goicoechea Oriol.
Fue entonces cuando vieron la luz del día los Talgo I que, en un principio, no se pudieron construir en España por carestía de suministros. Recordemos, que estamos hablando de la directa posguerra. Como consecuencia, los primeros trenes de la nueva compañía se levantaron en Estados Unidos con un primer recorrido comercial, en el Talgo II, el 14 de julio de 1950 en la línea Madrid-Hendaia.
En 1968 cruza la frontera y se puede ver en París y en 1969 en Ginebra. Fueron pasando los años y mejorando los trenes hasta que el 7 de mayo de 2015 en Talgo tocan la campana del Palacio de la Bolsa de Madrid con un estreno ciertamente mediocre que nunca llevaría, de nuevo, a la firma a cotizar en unos precios tan elevados como los de su primer día: 9,25 euros/acción.
Fueron 70 años de historia que acabaron con el fabricante de trenes cotizando en un 45% el capital social de una empresa que nunca más ha vuelto a ser lo que fue. Que sobrevivió a sus padres fundadores, pero que ahora no sabe qué hacer ni en qué aguas nadar – sobre qué vías andar – para sacar provecho de su trabajo.
De opa en opa...
Con el caso de Talgo las posibles OPAs que le podrían haber llegado en los últimos años se cuentan por decenas. Hoy, una más.
El mercado vuelve a colocar los ojos en la de origen vasco que, a pesar de cerrar su mejor ejercicio en bolsa al terminar 2021, ha perdido la mitad de su valor en lo que llevamos de 2022. Es decir, que en el cómputo nos quedamos como estábamos tras la pandemia.
Cuenta El Confidencial hoy que Citigroup, una de las mayores entidades bancarias de Estados Unidos, que busca el favor de Trilantic, el mayor accionista, para sondear su interés en vender su 40% actual. Por esto, ojo.
Dueño de Pachá, para la que, por cierto, también busca comprador, entró en el capital de Talgo en marzo de 2006. Seis años más tarde, otro vehículo del mismo private equity, el Trilantic IV, al que se subieron Torreal (la familia Abelló) y los propios fundadores (los Oriol), compró la participación que tenía el Trilantic III.
En mayo de 2015, estos tres inversores institucionales se desprendieron del 45% mediante la salida a bolsa lo que otorgó a la compañía una capitalización de 1.200 millones de euros.
En cualquier caso, en Talgo llueve sobre mojado y veremos si, finalmente, acaba por ser aquella española que nos abandonó sobre las vías.