Taiwán es la próxima arma de batalla para una China que ve cómo su liderazgo en sectores estratégicos del ‘nuevo mundo’ como el tecnológico se tambalea. Estados Unidos y la Unión Europea buscan la independencia de la que en su día fue la fábrica del mundo.

Mientras, la guerra y Pekín llaman a solucionar los contratiempos ‘de raíz' y ahora es uno de los principales consejeros económicos de Xi Jinping quien le susurra en el oído y le dice que el próximo caso es la nacionalización. ¿El objetivo? TSMC.

Escucha la historia completa en este podcast de Mercado Abierto:

Susurros al oído o el peligro para el mundo de nacionalizar TSMC

Chen Weiling, economista jefe del Centro de Intercambios Económicos Internacionales de China, cree que es el momento de "tomar Taiwán y arrebatar a Occidente TSMC"

Provincia rebelde de Taiwán. Separada por el agua, pero con la clara idea de que China solo es una. La continental (ese dragón dormido que, poco a poco, se despierta), aunque también la taiwanesa que más quiere depender de Occidente que de Pekín y un Hong Kong doblegado a golpes en apenas dos años.

Taiwán fue el primero de los destinos que las tribus austronesias, procedentes de Oceanía y el sudeste asiático, arribaron en su periplo para llegar a la ‘gran tierra’.

Del 232 d.C. datan los primeros registros en los que China hace de Taiwán suya después de enviar a unos exploradores a ver qué se cocía por una incipiente Taipéi. Y con esta excusa ya dicen los chinos que es un territorio sobre el que reclamar la soberanía.

Porque Taiwán fue holandesa, una colonia entre 1624 y 1661, pero desde 1883 la administración recayó sobre la dinastía Qing que tras la primera de las guerras sino-japonesas tuvo que renunciar al control de todos sus territorios.

Esto fue en 1895, pero tras la Segunda Guerra Mundial, cuando Japón tuvo que renunciar al control de todos los territorios que había ocupado en China, Taiwán volvió al control de Pekín y esta vez con el consentimiento de los Estados Unidos y Reino Unido.

La historia es esta, pero ¿qué pasa ahora? Pues que después de décadas de retórica hostil, fue en los 80 del siglo pasado cuando tanto la administradora como la administrada decidieron que era hora de acercar posturas y abogó, como con Hong Kong, por la fórmula “un país, dos sistemas”.

Una herramienta con la que Taiwán podría tener cierta autonomía y aceptaba que, con el tiempo, acabaría reunificada con la China continental. A esto Taipei se negó y en 1991 cortaron todos los lazos con la República Popular y desde entonces andan en la búsqueda de la independencia total.

¿Y para que les cuento todo esto hoy? Pues porque es en este contexto y en el de la actual crisis en el que estas relaciones políticas toman fuerza.

El caso TSMC

Taiwán será a China lo que Ucrania a Rusia, es lo que nos dice Fernando Cortiñas, profesor asociado al IE University.

Desde Pekín dicen que, ahora, lo que hay que hacer es apoyar a Rusia en su poco menos que cruzada contra Occidente. Taiwán tiene hoy el oro del mañana. Los microchips. Lo dice la vicepresidenta de Asuntos Económicos, Nadia Calviño.

Mientras que en Bruselas, la presidenta de la Comisión Europea, Úrsula von der Leyen, insiste en que hay que el ‘viejo continente’ debe alcanzar la independencia de una tecnología que considera “clave” porque la demanda de microchips en los próximos años (si no lo está siendo ya) será impresionante.

¿Tomar Taiwán?

“En el caso de que Estados Unidos y Occidente decidan imponer sanciones destructivas contra China, creo que deberíamos tomar Taiwán”, Chen Weiling, economista jefe del Centro de Intercambios Económicos Internacionales de China. Cree que hay que recuperar la soberanía y tomar (por la fuerza, se sobreentiende) la isla autónoma aunque no solo.

Debemos arrebatar TSMC, una compañía originaria de China, y devolverla a manos chinas porque está acelerando su transferencia a Estados Unidos donde va a construir seis nuevas plantas. No podemos dejar que alcance estos objetivos”, añade Weiling

La principal manufacturera de microchips del mundo, TSMC, hay que nacionalizarla. Es lo que dice Weiling en un plan de las últimas horas aprovechando que ahora la compañía está siendo investigada por la Comisión Nacional de Desarrollo y Reforma, la principal agencia de planificación económica de la que se vale Xi Jinping.

Este escenario sería negativo y nos dice Rafael Ojeda, de Fortage Fund, que irreal (de momento).

La respuesta de EE.UU.

Aun con un hipotético ataque Washington (que ha anunciado inversiones por valor de 52.000 millones de dólares en chips) dicen que si China ataca Taiwán ellos irán con todo lo que tienen.

Visto lo visto y con estos mimbres, nos inunda la incertidumbre aunque tengan en cuenta que tras todo esto el día menos pensado China aterriza en Taiwán. No era su plan, pero ningún escenario se descarta.