El invierno será sombrío. Tenemos una combinación de precios al alza del petróleo, aunque Ryanair tiene eso cubierto, al contrario que nuestros competidores; las tarifas están bajando, hay un exceso de capacidad en Europa… así que vemos un invierno caracterizado por el decline de las tarifas aéreas, precios de petróleo más elevados y gastos por las compensaciones relacionadas con el problema que hemos tenido: un verano de repetidos retrasos y cancelaciones por las huelgas.
Con todo este desajuste, no sorprende que Ryanair haya ganado menos de lo esperado en su segundo trimestre fiscal. Su beneficio cae un 6% hasta los 841’5 millones de euros. Reduce su pronóstico de ganancias para todo el año fiscal.
El gran problema de Ryanair este año han sido las huelgas de sus tripulantes de cabina y las cancelaciones de vuelos. La aerolínea acumula ocho huelgas en lo que va de año. 2018 será su peor año de desempeño en Europa.
Sin embargo, el mercado hoy cotiza dos buenas noticias: una, el avance de las negociaciones con sus empleados para evitar nuevas cancelaciones de vuelos; otra, las inversiones de Ryanair para asegurar la puntualidad de sus vuelos. Una de sus iniciativas es cambiar su proveedor de servicios en el aeropuerto de Stansted, cerca de Londres, para evitar algunos de los retrasos que ha habido durante este verano por la escasez de personal.
Sin embargo, el CEO de Ryanair segura que todo el sector de las aerolíneas se sumerge en una desaceleración:
Empezamos a ver una sacudida. En las últimas tres o cuatro semanas aerolíneas como Primero o Azul se han declarado en bancarrota. Y creo que veremos más quiebras este invierno porque estamos entrando en una desaceleración de cuatro/cinco años en la industria.
El Brexit es otro riesgo que pesa sobre Ryanair y que amenazará al resto de aerolíneas. Michael O’Leary advierte: todos subestiman al Brexit y hay que ir con cuidado.