El tercer rescate en cinco años, medio año de suspensión de cotización y un plan de refinanciación que diluye todavía más su participación. El calvario de los accionistas de Abengoa no cesa y este martes el culebrón tiene un nuevo capitulo.
Marcos de Quinto, el que fuera representante de la plataforma de minoritarios AbengoaShares, ha cargado contra los pequeños accionistas en un artículo de opinión en el diario Expansión calificándoles de "jugadores de bolsa" que "llevan meses intentando intentando impedir el plan de refinanciación que salvaría la compañía”.
Te contamos qué ha pasado en este tiempo en este podcast de Expediente Abierto.
Un empresario de renombre, ex vicepresidente de la mismísima Coca Cola, con contactos en el mundo de la política y sin ninguna relación con Abengoa. Los minoritarios vieron a Marcos de Quinto como el perfil ideal para presidir la ingeniería y negociar con el consejo de administración un plan de rescate diferente al que había propuesto la empresa, que diluía la participación de Abengoa S.A. desde el 77% hasta menos del 3% de la nueva compañía.
De "gente normal" a "jugadores de bolsa"
De Quinto aceptó la propuesta de AbengoaShares. Se sentó con Gonzalo Urquijo, el que fuera presidente de la empresa, y los acreedores de Abengoa para negociar un nuevo plan que favoreciera a los minoritarios. Por aquel entonces, en una entrevista con Capital Radio, De Quinto aseguraba que los accionistas de AbengoaShares eran “gente normal, no grandes especuladores”.
Este martes, casi dos meses después, el empresario ha calificado a los mismos accionistas de AbengoaShares como “jugadores de bolsa, muy activos en foros de inversores, acostumbrados a intercambiar información y coordinar posiciones”. ¿Qué pasó desde entonces para que cambiara de opinión?
Después de sentarse con la empresa, De Quinto consiguió un acuerdo: se ejecutaría el mismo plan que planteaba la empresa pero con un guiño a los minoritarios. Un guiño un tanto complejo. Se les daría unas PIVs, Participaciones de Incremento de Valor, un instrumento que supone el derecho a percibir el 12% del crecimiento del valor del capital de la empresa. Eso sí, con condiciones.
Solo se recibiría el dinero cuando se diera “el primer evento de liquidez”. La empresa da tres escenarios para que se dé esta situación: que un inversor adquiera el 50% del capital de la compañía, que haya un aumento de capital o que una OPV de al menos un 25% del capital de la sociedad.
Esto no gustó a los minoristas, que no aprobaron ese plan en la Junta de Accionistas, y De Quinto se apartó. AbengoaShares designó a Clemente Fernández, ex presidente de Amper, como su nueva esperanza para presidir Abengoa.
Clemente Fernández: "De Quinto se ha descalificado en ese artículo"
Este martes Fernández ha estado en Capital Radio y ha hablado sobre las declaraciones de Marcos de Quinto. Ha apuntado que ya “no pinta nada” en Abengoa y que "él mismo se ha descalificado en el artículo".
¿Cómo pretende conseguir Clemente Fernández que los pequeños accionistas no queden tan diluidos en la nueva Abengoa? El empresario tiene claro que es necesario un pequeño sacrificio: una ampliación de capital de 22 millones de euros que sustituirían a los 20 millones que la Junta de Andalucía se niega a dar y, por lo que, el plan de Gonzalo Urquijo no puede salir adelante.
Las diferencias entre De Quinto y Fernández
Las posturas de Marcos de Quinto y Clemente Fernández son totalmente opuestas. Sin ir más lejos, el primero no tiene ninguna relación con Abengoa. El segundo ha confesado en la entrevista concedida a Capital Radio que invirtió 400.000 euros en la empresa y que ha "perdido toda su inversión".
A pesar de haber representado los intereses de los minoritarios, De Quinto tira de teoría económica y recuerda en su artículo en Expansión que "los accionistas siempre son los últimos en la prelación de cobro a un potencial concurso" y, con lo cual, sugiere que deben estar preparados para perderlo todo.
Mientras tanto, Fernández está dispuesto a que los minoritarios sigan inyectando dinero en el agujero de Abengoa directamente de sus bolsillos con tal de no perder toda su inversión. Dos posturas muy diferentes ante la que puede ser la mayor quiebra de la historia de España.