Si la industria del cine no quiere a Netflix, Netflix consigue su propio cine. La plataforma de streaming se hará cargo del icónico teatro parisino de Nueva York para proyectar sus propias películas. Se trata de El París, una institución histórica de más de 70 años que este pasado mes de agosto cerró sus puertas.
El París abrió sus puertas por primera vez en 1948. Fue la actriz alemana Marlene Dietrich quien cortó la cinta en la ceremonia inaugural. El teatro originalmente sólo proyectaba películas francesas. Cerró en agosto de este año tras la proyección de Pavarotti, de Ron Howard.
Netflix proyectó su pelícla Marriage Story a principios de este mes y ahora anuncia un contrato de arrendamiento para mantener el teatro abierto. Lo utilizará para eventos especiales, proyecciones y estrenos de su películas.
Un Hollywood hostil
Comprar cines le daría a Netflix algo más de protección contra la ira de las instituciones cinematográficas y las potencias de Hollywood. Su relación con la industria es un tira y afloja constante, durante mucho tiempo para Netflix ha sido imposible presentarse candidata para importantes premios de cine, pero ahora está cediendo un poco y ha conseguido abrirse camino en Hollywood con sus películas originales. Este año estuvo muy cerca de ganar el Oscar a la Mejor Película con Roma.
Sin embargo, ese éxito ha generado más resentimiento en Netflix. Steven Spielberg y otros miembros con derecho a voto de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas han metido mucha presión para que las películas que se emiten en plataformas de streaming o que tienen tiradas cortas en los cines no puedan optar a los Oscar. Es la lucha que mantiene Netflix con el Festival de Cannes, que el año pasado prohibió la participación a películas que no se distribuyesen en cines franceses.
A la caza de salas de cine
No es la primera vez que Netflix intenta comprar unos cines. Ya intentó comprar la cadena Landmark Theatres, con sede en Los Ángeles, a principios de este año, aunque el acuerdo fracasó porque los ejecutivos de Netflix consideraron que el precio a pagar por la cadena era demasiado alto.