Ramón Campos es uno de los productores más prolíficos de nuestro país, es fundador y productor ejecutivo de Bambú, junto con Teresa Fernández-Valdés. Su productora acaba de estrenar Alta mar, en Netflix y ha publicado su primera novela, El orfebre. Escucha la entrevista íntegra en Mercado Abierto.
Fueron pioneros en producir una serie española con Netflix, con Las chicas del cable y ya van por la quinta temporada. Para Campos, no existe una burbuja de series, sino que el público no puede absorber todo el contenido y por tanto hay que especializar contenido. La producción se ha multiplicado, “hace años se producían 10 series al, año ahora más de 60 y las hacemos los mismos”.
Las series españolas han roto fronteras en los últimos tiempos, “antes costaba más llegar a Latinoamérica, se hablaba el mismo idioma pero no se hablaba el mismo idioma, Velvet y Gran abrieron esa barrera y la Casa de papel la ha tirado abajo”.
Pero Bambú no produce solo para Netflix, uno de sus grandes éxitos del año pasado fue Fariña, la serie sobre el narcotráfico en Galicia. “le dijimos a Atresmedia: no hay historia de amor, los protagonistas son casi todo hombres y se hablará en castrapo, mitad castellano y mitad gallego”, luego llegó el secuestro del libro en el que se inspiró la trama, escrito por Nacho Carretero, la detención de Laureano Oubiña, y la serie tuvo una gran acogida.
El fundador de Bambú reconoce que trata de hacer series para el gran público. “Yo creé Velvet y Gran Hotel pensando en el público, para que al público le guste y luego intento que me guste a mi. No podemos caer en el error de despreciar al público porque es soberano y manda”.
Las chicas del cable demuestra que funciona muy bien y que viaja increíblemente, “hacemos series para el público, el público cuando se va no vuelve y tenemos que cuidarlo”.