El pasado martes, Musk tuvo que retractarse en Twitter tras colgar un mensaje en el que afirmaba que Tesla produciría alrededor de 500.000 vehículos este año. Musk rectificó y explicó que Tesla alcanzaría un ritmo de producción anual de 500.000 vehículos a finales de 2019, unas declaraciones consideradas “imprecisas” en una nota de la SEC, que podría haber alterado el valor de las acciones de la firma.
Meant to say annualized production rate at end of 2019 probably around 500k, ie 10k cars/week. Deliveries for year still estimated to be about 400k.
— Elon Musk (@elonmusk) 20 de febrero de 2019
Ahora el organismo regulador le ha dado un plazo de algo más de diez días para que demuestre que sus declaraciones en la red social no infringen el acuerdo. Además Musk tendrá que aclarar si sus palabras contaban o no con la aprobación de Tesla.
La jueza federal, Alison Nathan, tendrá que decidir si hubo coordinación entre la dirección de la empresa y Musk para compartir esos mensajes, y si hay datos que avalen la información publicada. Las consecuencias podrían ir desde su destitución definitiva como CEO hasta su detención.
No es su primer desliz en Twitter
La SEC ya amenazó a Tesla y Musk con interponer una demanda por fraude en agosto de 2018, después de que el fundador de la compañía declarase en Twitter que había asegurado la financiación necesaria para sacar a Tesla de la bolsa y sugiriese que para llevar a cabo la operación pagaría 420 dólares por acción.
Sin embargo, en septiembre, la SEC anunció un acuerdo con Musk por el que el multimillonario dejaba la presidencia de Tesla durante tres años a cambio de no ser demandado por fraude.
Este acuerdo incluía un pago de 40 millones de dólares, el reemplazo de Musk por una persona "independiente", el nombramiento de dos consejeros ajenos para su consejo de administración y un nuevo comité que impusiera más controles y procesos para supervisar las comunicaciones de Musk.