El Foco de Mercado Abierto lo ponemos en el lujo francés y atinando más el tiro lo colocamos en los desfiles de la casa de moda de Getaria, Balenciaga y la extravagancia con la que suelen sorprender cada vez que salen sus modelos a pasear entre los focos de unas pasarelas salpicadas de barro, entre tormentas de nieves artificial y ritmos tecno que retumban más allá de la pirámide del Museo del Louvre en París donde el pasado 5 de marzo, sin embargo, este evento se tiñó de sobriedad y una tranquilidad a la que no estamos acostumbrados.
Escucha la historia completa en este podcast de Mercado Abierto:
La marca de lujo francesa crece en ventas comparables mucho menos que la competencia entre operaciones de publicidad fallidas y pasarelas colapsadas
Un cambio que más allá de lo forman subraya los desafíos a los que se enfrenta Kering, matriz de la marca y de otra media docena de firmas de lujo. Por fijarnos un poco más en el caso de Balenciaga hay que remontarse a noviembre cuando la crisis asaltó a la rúbrica del diseñador vasco. Maremotos que también han lastrado a las ventas del buque insignia de Kering, Gucci con números tibios incluso cuando sus rivales - Louis Vuitton, Prada y Hermès - prosperan.
A pesar de todo, la salud financiera del grupo francés es más que positiva con un crecimiento comparable con ingresos del 9%, en gran medida, solventado por el sólido desempeño de Yves Saint Lourent que registró un beneficio operativo de más de 6.000 millones de euros. Números que palidecen, en todo caso, con un rival, LVMH cuya mejoría por ingresos fue superior al 17% registrando un beneficio de 212.0000 millones de euros.
Si echamos la vista atrás y miramos al desempeño de las acciones en el mercado durante los últimos seis meses, la subida de Kering ha sido de un escueto 12% mientras que la de su rival se ha casi triplicado convirtiendo a su fundador, Bernard Arnault, en la mayor fortuna del mundo y a LVMH en la compañía más valiosa de Europa.
Pero volviendo a Kering, Gucci - que representa dos tercios de los beneficios de la firma - es el mayor de sus problemas. Bajo la dirección de Alessando Michele la prosperidad fue marca de la casa, pero desde la pandemia la recuperación no ha sido similar a la de su competencia con ingresos que apenas rebotan sobre el punto porcentual.
En enero, Pinault nombró un nuevo director creativo de Gucci, Sabato De Sarno, un diseñador poco conocido de Valentino con el que esperar recuperar el lustro que en su día tuvieron. Pero las creaciones de De Sarno para Gucci no llegarán a las tiendas hasta principios del próximo año, por lo que 2023 será "un año de transición” y, entretanto, no se pueden esperar milagros.
Esperanzas de Pekín
Aun con todo, hay atisbos de esperanza sobre el camino emprendido por Gucci. Con la reapertura de China, la compañía está mirando al gigante asiático y a sus consumidores más pudientes para crecer. De hecho, en febrero decía Pinault que las ventas durante el Año Nuevo Lunar superaron las expectativas.
El francés quiere generar una mayor sensación de exclusividad con una iniciativa llamada Gucci Salon, destinada a atraer a compradores ricos a tiendas dedicadas donde los precios de la ropa, bolsos y muebles hechos a medida comenzarán en 40.000 euros y aumentarán a millones de euros para joyas de alta gama.
Balenciaga, mientras tanto, todavía se está recuperando del golpe que recibió el otoño pasado, aunque las ventas han comenzado a recuperarse después de caer durante las vacaciones.
Pero mientras Kering lucha con esos problemas, LVMH está avanzando. Solo Louis Vuitton superó el hito de ventas de 20.000 millones de euros el año pasado, aproximadamente el doble que Gucci. La guerra en las pasarelas está a campo abierto.