Tropiezos históricos la han convertido en una de las compañías “tradicionales” de Wall Street. Clásica, pero a la vez moderna. Anciana, pero con una nueva juventud de oro en el horizonte. Apenas cinco letras bastante para hablar de uno de los mayores regresos de la historia empresarial estadounidense, Intel.
Escucha la historia completa en este podcast de Mercado Abierto:
Fundada en 1968, con 52 años de historia, es el el mayor fabricante de circuitos integrados del mundo ¿cómo lo ha conseguido?
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Hace mucho, mucho tiempo… en una galaxia muy lejana... el imperio contratacó. Al igual que ha hecho Intel con el sector de los semiconductores en apenas un seis meses. ¿El responsable? Pat Gelsinger, consejero delegado de Intel.
Un hombre que cogió los mandos de la nave, como en su momento los protagonistas de “La Guerra de las Galaxias” lo hicieron con el Halcón Milenario, hasta hacer de Intel lo que es hoy: un referente en el sector de los semiconductores, una empresa que ha dejado de lado los ordenadores de sobremesa para lanzarse al rendimiento portátil y que ha conseguido erigirse en apenas unos meses como el gran adalid de la industria con un objetivo claro: ser el líder.
El potencial del fabricante
Fundir el negocio para como Fawkes, el fénix de Harry Potter, resurgir de las cenizas. Esta fue la estrategia con la que Gelsinger aterrizó en Santa Clara, en los cuartales generales de Intel con una chequera bajo el brazo y el conocimiento sobre dónde poder el dinero. Gelsinger ha dejado de invertir en desarrollo para hacerse con el control de la fabricación.
Desde su llegada ha anunciado la inversión de 20.000 millones de dólares en dos nuevas plantas de fabricación de semiconductores en Arizona destinados al desarrollo del negocio Intel Foundry Services, una nueva unidad con la que ofrecer soporte a la industria y con la que se ha convertido en apenas un trimestre en el tercer competidor del mercado hasta igualarse con gigantes de la talla de Qualcomm, Amazon o Microsoft.
Empresas que le quedan muy por delante con capitalizaciones bursátiles superiores a los 1.500 billones de dólares, que se enfrentan al tímido valor de Intel que apenas supera los 220.000 millones.
Cinco meses y medio
Gelsinger se estrenó como CEO de Intel el 13 de enero de 2021 y, todo hay que decirlo, la junta no estaba muy animada con su llegada. Por aquel entonces todo el mundo coincidía en lo mismo: cualquier cambio que Gelsinger quisiera adoptar en la empresa tardaría años en desarrollarse. De hecho, la hora de ruta de 2023, se iba a haber materializado un año antes, en el 2022.
Sin embargo, la consecución de los objetivos todavía queda lejos de lo esperado: los bajistas continúan señalando el retraso en la ejecución del proceso de Intel, mientras que los alcistas elogian a la compañía por lo mismo, por convertirse en fabricante de semiconductores a la vanguardia de la industria estadounidense.
Intel Foundry Services
La apuesta de la empresa tiene nombres y apellidos: Intel Foundry Services y formará parte del nuevo modelo Intel IDM 2 para suministro y fabricación de chips donde el gigante invertirá hasta 20.000 millones de dólares. Esta nueva división funcionará como una unidad de negocio independiente y fabricará chips por encargo de terceros bajo las dos arquitecturas dominantes, x86 y ARM, y también para la tercera y prometedora RISC-V.
La fabricación para terceros se producirá en plantas situadas en Estados Unidos y Europa y el objetivo de la empresa pasa por atraer a grandes tecnológicas como Microsoft, IBM y Google. También, incluso, a Apple.
La oportunidad de negocio es clara: más de 100.000 millones de dólares a ingresar hasta 2025 gracias a una demanda de semiconductores qué está en máximos históricos. De momento, ya tienen comprometidos acuerdos con hasta 50 clientes. Pero Intel va aún más lejos. Intel también está poniendo toda su propiedad intelectual detrás de este esfuerzo para diferenciar aún más su posición en el mercado. Y si no pueden solos, Gelsinger lo tiene claro: reforzarse de la mano de la competencia.
Y es que mientras que Intel se ha quedado atrás en la tecnología de procesos, permanece a la vanguardia de las nuevas tecnologías que, a día de hoy, siguen siendo incomparables. A día de hoy Intel es la última empresa del mercado que controla al cien por cien un ecosistema de chips.
Gasto récord
En cuanto a su situación financiera, en los últimos días Intel ha publicado una nueva hoja de ruta con un gasto de capital récord cercano a los 20 billones de dólares para comerle la tostada a sus competidores asiáticos, de gran poder en el sector, como TSMC. De hecho, aprovechando las limitaciones al suministro en la región a las que se enfrenta la compañía taiwanesa, Intel se ha lanzado al ataque.
Será raro ver a Intel como fundición abierta tanto a diseños como a fabricación de chips para terceros. Una GPU NVIDIA fabricada por Intel en sus nanómetros sería digno de ver. En cualquier caso, TSMC tiene la inercia del mercado y no será fácil que Intel empiece a recuperar cuota para aumentar los beneficios.
"Una buena idea"
El caso es que en números no le va mal la cosa. La división PCG de Intel ha crecido entre enero y marzo un 8% respecto al primer trimestre de 2020 e ingresado 10.600 millones de dólares. Pat Gelsinger explicaba de hecho que las cosas se mantendrán así los próximos meses y que 2021 se está perfilando como el mayor en ventas de PCs en toda la historia.
Intel, que se había dormido en los laureles y peligraba, parece haber reaccionado por fin con el cambio de CEO, Pat Gelsinger, que ha conseguido hacer de este tren oxidado, una máquina con el piloto automático puesto.
Así las cosas parece que Intel, a pesar de todo fue y es una nueva idea y, como decía Thomas Alba Edison: “Una buena idea nunca se pierde. Aunque su creador o poseedor muera, algún día renacerá en la mente de otro”.