La compañía eléctrica acelerará sus inversiones en los próximos cinco años por la incorporación plena de su filial brasileña Neoenergía. Destinará la mitad del capex a las redes y más de la tercera parte a las renovables, sus dos negocios más estables.
En una actualización de su estrategia a medio y largo plazo, el grupo señala que las inversiones del periodo 2018-2022 sumarán 32.000 millones de euros, frente a los 25.000 millones que contemplaba para 2016-2020.
En cuanto a las previsiones, el el plan contempla una horquilla para el resultado operativo bruto (Ebitda) entre 11.500-12.000 millones de euros y el beneficio neto entre los 3.500 y los 3.700 millones de euros, un resultado que le permitiría distribuir en 2022 un dividendo bruto de 0,4 euros por acción.
Más del 90% de la inversión prevista se destinará a actividades reguladas, como ha señalado su presidente Ignacio Sánchez Galán en conferencia con analistas. En concreto, casi un 50% irá a negocios de redes, el 37% a renovables, el 9% a generación y clientes y un 4% a generación contratada.
Por monedas, un 38 % del total de la inversión para el periodo se hará en dólares estadounidenses, un 25 % en euros, un 19 % en libras esterlinas y un 18 % en reales brasileños.
La mayor parte de las inversiones previstas, un 75%, está ya comprometida o prácticamente asegurada, según Iberdrola,
En 2017, el Ebitda de Iberdrola, uno de los principales grupos de renovables del mundo y la segunda cotizada del sector en Europa, cayó un 7,8 por ciento a 7.319 millones de euros como consecuencia de la sequía en su mercado doméstico, que impactó con fuerza en el negocio liberalizado de electricidad.
El beneficio neto, en cambio, subió un 3,7 por ciento a 2.804 millones, tras contabilizarse una serie de elementos extraordinarios, algunos de ellos positivos como la reforma fiscal estadounidense y el dividendo extraordinario de Gamesa.
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