El 30 de abril de 1918 la marina británica hundió un submarino alemán en la costa oeste de Escocia. Para sorpresa de sus homólogos británicos, la tripulación alemana se rindió sin resistencia. Sin embargo, otra historia se asocia también con el submarino y su comandante, el capital Krech. Un viejo cuento de mar relata que el capitán, al ser interrogado sobre los motivos del hundimiento, contó que la nave había sido atacada por una “extraña bestia” con “ojos grandes” y unos dientes donde se “podía ver brillar la luz de la luna”.

Fuera de las leyendas, la historia nos cuenta que la guerra submarina fue una batalla clave durante la Primera Guerra Mundial -especialmente entre Alemania y Reino Unido- con el Mar Báltico, el Mar del Norte, el Océano Atlántico e incluso el Mar Mediterráneo y el Mar Negro como principales escenarios. Precisamente los ataques submarinos a los buques comerciales aliados, dieron alas a los norteamericanos para entrar finalmente en la guerra en 1917.

La actualidad nos devuelve casi 100 años más tarde a uno de esos lugares, después de que los ingenieros de Scottish Power hayan encontrado los restos de un submarino UB-85 alemán de la Primera Guerra Mundial en la costa escocesa. Los técnicos de la eléctrica trabajan en estos momentos en un cable de transmisión submarino de 2.200 megavatios que lleve electricidad a Inglaterra desde los parques eólicos de Escocia. Su valor está estimado en unos 1.200 millones de dólares, pero lo que han encontrado en el fondo del mar supera todas las previsiones.

El arqueólogo e historiador Innes McCartney, quien trabaja con la filial británica de Iberdrola en la identificación del submarino, explica que “en las aguas del mar de Irlanda hay, por lo menos, 12 submarinos británicos y alemanes que se sabe que se han hundido”. El UB-85 es sólo uno de ellos.



sea_monster_submarine_location_944x1194