Desde que estalló la crisis de la deuda a principios de 2010, cuatro gobiernos griegos han luchado para evitar la bancarrota y se han sumergido en el mayor rescate en la historia económica: más de 260.000 millones de euros prestados por los socios griegos de la eurozona y el FMI.
No obstante, Grecia sigue prisionera de una deuda de casi el 180% del PIB. Sobre este aspecto, Pierre Moscovici ha mostrado confianza:
“Sabemos que Grecia concluye su programa con un nivel de deuda pública que es mayor que la de cualquier estado miembro de la UE. Pero confío en que las decisiones tomadas por el Eurogrupo para implementar una serie de medidas cortas y robustas a medio plazo arrojarán luz sobre Grecia para asegurar su estabilidad”.
“Por primera vez desde principios de 2020, Grecia puede valerse por sí misma”, ha anunciado en un comunicado Mario Centeno, presidente de la junta de gobernadores del MEDE, el Mecanismo Europeo de Estabilidad.
El MEDE ha desembolsado 61.900 millones de euros en tres años para apoyar el ajuste macroeconómico y la recapitalización bancaria. Según el fondo, no han hecho falta otros 24.100 millones que estaban disponibles para Atenas en virtud del programa.
Sin embargo, aunque Grecia ha recuperado su independencia financiera, el país debe seguir adelante con las reformas para modernizar su economía, tal y como ha advertido el director gerente del MEDE, Klaus Regling.
Pero Grecia no estará sola, ya que el fondo de rescate será un socio a largo plazo. Los fondos de rescate de la eurozona son los mayores acreedores de Grecia, con un 55% de la deuda del país heleno, por lo que los intereses del MEDE están alineados con los de Grecia.
Regling asegura que el MEDE ofrecerá más apoyo a Grecia a través de medidas de alivio de la deuda a medio plazo, pactadas en junio por el Eurogrupo.
Grecia es el quinto país en salir de un programa del FEEF o del MEDE tras Irlanda, España, Portugal y Chipre.