La cadena de muebles sueca, Ikea, entra en 2022 con problemas en la factura. Los costes en el transporte y las materias primas aumentan a raíz de la crisis de la cadena de suministro y la firma, para contrarrestar el efecto en sus cuentas, ha decidido que debe trasladar a los clientes parte del problema.
Por ello, el nuevo año arrancará con un incremento del 9% en lo que se paga por su estantería 'Billy', la más vendida o el sillón orejero, 'Strandmon'.
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Ikea ya había advertido anteriormente que su estrategia por el incremento del alquiler de barcos estaba afectando a sus cuentas y que, además, estaba comprando contenedores y desviando mercancías entre los almacenes para mitigar las interrupciones de los cuellos de botella, pero asegura que los costes deben pasar a a los clientes, ya que se espera la crisis continúe.
Ingka Group, la matriz de la firma comercial, afirma que los tickets subirán en todos sus mercados, sin excepciones aunque siempre teniendo en cuenta los niveles de precios de cada zona. A todo esto, dicen, ha que sumar las diferentes presiones inflacionarias en una economía que agoniza en plena recuperación por la pandemia.
Queda recorrido
"Desafortunadamente ahora, por primera vez desde que la inflación ha comenzado a afectar a la economía global, tenemos que repercutir parte de esos costes a nuestros clientes", asegura que la compañía en un comunicado.
"Ikea sigue afrontando importantes limitaciones de transporte y materias primas que elevan los costes, sin interrupciones previstas en el futuro próximo", y añaden: "se espera que las interrupciones continúen hasta bien entrado el 2022".