General Motors cerrará su planta de San Petersburgo, dejará de vender la marca Opel y recortará su producción de Chevrolet. La compañía se centrará en vender aquellas marcas que funcionan en este mercado. La francesa Renault y su partner japonesa Nissan han dejado de hacer pedidos de algunos coches en Rusia y podrían subir los precios de otros si la caída del rublo continúa. Volwkswagen, la marca alemana ha dicho que también podría subir los precios y que pospondrá las entregas.
Hablamos también del grupo inmobiliario australiano Immofinanz. Sus cinco centros comerciales en Moscú y un centro logístico en San Petersburgo suponen más de un tercio de sus ingresos de alquiler. Por eso se plantea reducir el alquiler de estos para que puedan pagarlo.
También las textiles se replantean sus planes en Rusia. Adidas, una de las marcas más importantes de ropa deportiva a nivel mundial, recortará el número neto de tiendas nuevas en un 30%. Actualmente tiene más de 1.000 tiendas en Rusia y sus ventas representaron un 7% el año pasado.
La alemana BASF y la rusa Gazprom abandonaron sus planes de intercambio de activos de gas planificados desde hace tiempo debido a una “situación política complicada”.
La danesa Rockwool, fabricante de productos de aislamiento, está asegurándose de si sus plantas en Rusia pueden operar sin las materias primas que necesitan en caso de que el Este imponga sanciones en este tipo de comercio.
Otras de las compañías que están ajustándose a la situación en Rusia o bien subiendo precios, cerrando tiendas o cancelando operaciones son: Ikea, la finlandesa StockMann, Pirelli, la alemana Metro, Atlas Corporation…
Empresas que dicen adiós a Rusia
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