La empresa de viajes más antigua del mundo, Thomas Cook TCG.L, se derrumbó el lunes, dejando varados a cientos de miles de turistas en todo el mundo y provocando el mayor esfuerzo de repatriación en tiempos de paz en la historia británica.
La liquidación marca el final de una de las empresas más antiguas de Gran Bretaña que comenzó su andadura en 1841 realizando excursiones en trenes y tras sobrevivir dos guerras mundiales, se convirtió en pionera de los viajes combinados y el turismo de masas.
La empresa gestionaba hoteles, resorts y aerolíneas para 19 millones de personas al año en 16 países. Actualmente cuenta con 600.000 clientes en el extranjero, lo que obliga a los gobiernos y a las compañías de seguros a coordinar una enorme operación de rescate.
El director ejecutivo, Peter Fankhauser, dijo que era una cuestión de profundo pesar que la empresa había quebrado después de no haber conseguido un paquete de rescate de sus prestamistas en las frenéticas conversaciones que tuvieron lugar durante el fin de semana.
La Autoridad de Aviación Civil del Reino Unido (CAA) dijo que Thomas Cook había dejado de operar y que el regulador y el gobierno tenían una flota de aviones listos para empezar a traer a casa a los más de 150.000 clientes británicos en las próximas dos semanas.
Se les dijo a los clientes que no viajaran a los aeropuertos hasta que se les informara a través de un sitio web especial - thomascook.caa.co.uk - que debían tomar un vuelo de regreso que estaba siendo organizado por el gobierno. Esta mañana la empresa ha anunciado desde su cuenta de Twitter que todos sus vuelos y reservas habían sido cancelados tras la quiebra.
"Me gustaría pedir disculpas a nuestros millones de clientes y a los miles de empleados, proveedores y socios que nos han apoyado durante muchos años", dijo Fankhauser en una declaración publicada el lunes por la mañana.
Thomas Cook se ha visto afectado por una deuda de 1.700 millones de libras (2.100 millones de dólares), la competencia en línea, un mercado de viajes cambiante y acontecimientos geopolíticos que pueden poner fin a su temporada de verano. La ola de calor europea del año pasado también afectó mucho a la empresa, ya que los clientes pospusieron las reservas de última hora.
Tras el anuncio de la quiebra, el primer ministro británico Boris Johnson, reconoció haber recibido una solicitud de la empresa por alrededor de 150 millones de libras. Sin embargo, aseguró que rescatarla habría creado "un riesgo moral en el caso de futuras dificultades comerciales como las que enfrentan las empresas".
Johnson se dirigió a los clientes y dijo que el Estado va a intervenir para ayudar a los veraneantes que se encuentran varados. "Haremos todo lo que está en nuestras manos para que vuelvan a casa", expresó.
Negociaciones fallidas
El grupo parecía estar preparado para un rescate cuando acordó los términos clave de un plan de recapitalización de 900 millones de libras en un acuerdo con su mayor accionista, Fosun de China, y los bancos de la empresa de viajes en agosto.
Pero al finalizar los términos del acuerdo, la empresa se vio afectada por la demanda de otra línea de crédito de 200 millones de libras en fondos asegurados por sus bancos.
Con titulares que decían que Thomas Cook estaba en problemas, los proveedores empezaron a reclamar sus deudas y los futuros clientes se fueron a otra parte, agotando el dinero en efectivo que la compañía necesitaba para seguir operando.
"Este es un día profundamente triste para la compañía que fue pionera en los viajes combinados y que hizo posible que millones de personas viajaran por todo el mundo", dijo Fankhauser.