El CEO de SpaceX pretende montar una oficina de ingeniería en Seattle que contará con centenares de empleados, quizás con miles.

Desde allí, Musk pretende llevar a cabo la construcción de satélites que puedan proporcionarle dos cosas esenciales para el desarrollo de su empresa: por una parte, ingresos y, por otra, las comunicaciones necesarias para las futuras misiones a Marte. Así lo ha explicado el propio Musk a la agencia Bloomberg.

Desde que SpaceX obtuvo un contrato en el año 2008 con la NASA, la empresa se ha posicionado como la proveedora  de lanzamientos de más bajo coste en la industria espacial comercial, convirtiéndose en una competidora directa de otros dos gigantes aerospaciales: la compañía Boeing y la Corporación Lockheed Martin.

Más allá de estas misiones de la NASA, SpaceX espera poder expandir también  su negocio con el gobierno estadounidense. No quiere perder la oportunidad de hacerse con una buena parte de los 70.000 millones de dólares que el Pentágono está pensando invertir en lanzamientos de satélites en los próximos 15 años.

El pasado sábado, SpaceX lanzó a la Estación Espacial Internacional su nave de carga Dragon. La empresa pretendía recuperar el cohete Falcon 9, que había servido para lanzar la nave. SpaceX quería que el Falcon 9 aterrizase sobre una plataforma flotante en el medio del Océano Atlántico para poder reutilizarlo más adelante. Sin embargo, la operación fracasó puesto que la plataforma aterrizó con demasiada fuerza, haciéndola inservible.

FOTO: Facebook SpaceX