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El Banco de Japón mantuvo su política monetaria estable, pero revisa a la baja su evaluación de la producción fabril. El Banco de Japón (BoJ) ha decidido , que "continúa su recuperación moderada", pese a resentirse por la reciente subida del IVA.
Al término de su reunión mensual de dos días, la junta de política monetaria del BoJ aprobó por unanimidad mantener el programa de compra masiva de deuda pública y activos de riesgo que inició en abril de 2013, destinado a duplicar la base monetaria del país y terminar con el ciclo de casi dos décadas de deflación.
De este modo, la entidad seguirá adelante con las "operaciones para incrementar la base monetaria a un ritmo anual de entre 60 y 70 billones de yenes (434.815-507.284 millones de euros o 589.515-687.736 millones de dólares)", según el documento publicado hoy tras la reunión.
La junta, liderada por el gobernador del banco central nipón, Haruhiko Kuroda, también mantuvo sin cambios su diagnóstico de la economía nacional, a pesar de que ésta se contrajo durante el período abril a junio debido a la subida impositiva.
La economía "ha continuado con su tendencia de recuperación moderada", destaca el documento del BoJ.
El BoJ, no obstante, señala que "se han observado algunas debilidades en la producción debido principalmente a la bajada de la demanda", a raíz de la subida de impuestos sobre el consumo del 5 al 8 por ciento, que entró en vigor el pasado 1 de abril.
El banco central nipón añade que el consumo privado "se ha mostrado resistente", pese a la subida impositiva, y añadió que sus efectos negativos "han empezado a menguar progresivamente".
Asimismo, el BoJ mantuvo su previsión sobre la inflación, que estima la subida de precios actual en torno al 1,25 por ciento interanual, por lo que prevé que se cumplirá el objetivo del 2 por ciento en el plazo fijado para 2015.
El aumento del impuesto sobre el consumo provocó una contracción del producto interior bruto nipón del 6,8 por ciento entre abril y junio, en comparación con el mismo período de 2013, lo que supone el mayor frenazo de la economía nipona desde que el país resultara golpeado por el terremoto y tsunami de 2011.