"Es difícil evitar los razonamientos en caliente", señala Enrique. "Cada vez se emplea más la tecnología para vigilar a personas que en realidad no están bajo ningún tipo de sospecha y los ciudadanos tienden a pensar que si no tienen nada que ocultar no tienen nada que temer, pero eso no es cierto. Quien vigila no siempre es un observador imparcial", advierte.
Cada vez más, los gobiernos utilizan las nuevas tecnologías e intentan justificar este tipo de medidas, aunque, según Enrique Dans, estas medidas son inútiles. "Hay una creencia de que la vigilancia de todo lo que hacemos nos protege. Pero no es así. Una vigilancia masiva es incapaz de captar terroristas, porque ellos son los primeros que saben que se produce esa vigilancia", apunta Dans.
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