Novak Djokovic ya está en Serbia. No podrá participar en el Open de Australia y ahora Francia le está complicando que raquetee en Roland Garros. Más allá de las quejas y opiniones de cada uno, más allá de la actitud del número uno del tenis mundial a cuenta de la COVID-19, lo que realmente les importa a algunos es la factura.
¿Cuándo dinero pierden los patrocinadores porque el tenista no juegue? A él mismo, ¿le interesa?
Escucha la historia completa en este podcast de Mercado Abierto:
El tenista, con una fortuna de casi 200 millones de euros, gana solo por publicidad 26 millones que ahora están en liza
Vuelva a jugar o no, su imagen ya está tocada.
Y hazañas como esta, ganar el Open de Australia – algo que ha hecho de manera consecutiva hasta en siete ocasiones – al español, Rafael Nadal, de momento, no va a volver a ser posible. Tampoco el Roland Garros.
Es el número uno del mundo, pero de Australia lo han deportado por no ser el “número uno” en la lucha contra la pandemia de la COVID-19 y en vuelo, este lunes se ha ido a Dubai. Porque el problema de todo esto es que no está vacunado. Y buena imagen, esto no es.
Aunque para el presidente de Serbia, su país natal, Aleksandar Vučić, todo esto haya sido una “decepción” y critica que las autoridades australianas – aunque nada de esto está probado – hayan “maltratado y humillado” al tenista de la nación, a todo un héroe.
El campeón de nueve de las ediciones del torneo deja ahora un vacío que nadie más grande que él en el Merbourne Park y con una racha de las tres últimas ediciones grabando su nombre en la copa podrá rellenar.
A pesar de todo, Rafael Nadal, ya ha dicho que el Abierto de Australia de 2022 será estupendo “con él – refiriéndose a Djokovic - o sin él”.
Tampoco irá a París
Pero esto no ha hecho nada más que empezar. La guerra, ahora, queda en Francia a donde Djokovic se puede ahorrar el viaje porque Roland Garros – uno de los torneos más prestigiosos del tenis mundial – tampoco lo va a poder jugar.
Lo confirmaba hace unas horas la ministra de Deportes del Gobierno Macron y él lo sabía al aterrizar su vuelo en Dubai, donde ha hecho escala, de vuelta a su Serbia natal.
Más allá del tapiz aturquesado de las Antípodas y de la tierra batida de la pista parisina, Djokovic, en estos momentos, se encuentra en un túnel sin salida con, de momento, un solo destino posible, Wimbledon.
Millones perdidos
Aquellos que conocen de cerca a Djokovic le describen como un hombre generoso y empático, permeable para enriquecerse y predispuesto a escuchar, pero también como alguien tan fiel consigo mismo y a su ideario que es muy difícil que pueda dar su brazo a torcer. Y esto tiene su contrapartida, también, económica.
Es Fernando Ocaña, publicista, fundador de TAPSA y de Young&Rubicam quien explica a Capital Radio los problemas, por contrato, a los que en estos momentos se enfrenta el tenista serbio.
Lo que tenemos seguro es que no va a ingresar los cerca de 3 millones de euros si hubiera ganado, como en anteriores ocasiones, el Open de Australia. Aunque esto, tal y como está, sería de lo de menos. Si lo hace Rafael Nadal, su enemigo a batir, el español volvería a ponerse a la cabeza en cuando a grandes premios en su palmarés se refiere y se quedaría cerca, el serbio, de Roger Federer.
A Djokovic se le estima una fortuna de algo más de 190 millones de euros. La mayor parte viene del tenis: a lo largo de su carrera profesional, se ha embolsado 135 millones de euros sólo en torneos y premios. Por publicidad, gana otros 26 millones de euros. Y aquí, hay más problemas.
Lacoste, Hublot o Asics con las principales patrocinadoras de una figura con la que, en estos momentos, nos decía Ocaña, no se quiere que se le relacionen.
Junto a estos tres están Lemero, Peugeot o Raiffeisen Bank International que le aportan a la cartera de Djokovic unos 309 millones de dólares anuales que, en los mejores años, se llegaron incluso a duplicar.
De momento, en todas las marcas reina el silencio. Nadie se pronuncia a excepción de Hublot, la de relojes que se desmarca de ‘su tenista’ y dice que sus decisiones son personales. Lo mismo decían de Horta-Osório, hasta hoy presidente de Credit Suisse que ha presentado la dimisión tras saltarse la cuarentena.
La mayoría de consenso dice que la sangre no llegará al río y que los millones seguirán llegando a la cartilla de banco de un serbio que soñaba, desde pequeño, con una raqueta. Ahora, por la pandemia, vive horas bajas aunque, ya saben, siempre puede ser peor.