Esta semana se cumplen 75 años del primer vuelo transoceánico entre España y América Latina de Iberia. La aerolínea de bandera española lleva más de dos décadas en los mercados, bajo unos tickers u otros, con mejores o peores sensaciones. ¿Cómo ha sido su camino desde aquel 3 de abril de 2001? ¿Qué pasó un 24 de enero de 2011?
Escucha la historia completa en este podcast de Mercado Abierto:
La aerolínea de bandera española lleva más de dos décadas en los mercados, bajo unos tickers u otros, con mejores o peores sensaciones. ¿Cómo ha sido su camino desde aquel 3 de abril de 2001?
- Friends, el imperio que se esconde tras el sofá de Central Perk
- PharmaMar, un año en el IBEX35 y 400 millones menos después
Ese primer vuelo de Iberia entre Madrid y Buenos Aires, el 22 de septiembre de 1946, fue un hito que marcó el inicio de la expansión.
Antes de que los motores a reacción sustituyeran a las hélices o de que los monoplanos se erigieran como el modelo definitivo, Iberia ya estaba surcando los cielos de la geografía española. Cuando nació todavía se podía fumar a bordo.
De titularidad pública durante gran parte de su historia, ostentando durante años el monopolio de la aviación en España, dio el salto al sector privado para tratar de combatir a la competencia cuando se abrió el mercado. La competitividad fue la gran excusa para reinventarse, ya dentro del esquema de IAG, como el nudo de conexión entre Europa y América Latina.
Todo empezó en 1927. Ese año se firma la escritura de la constitución de Iberia, Compañía Aérea de Transporte. Las primeras rutas de la firma comprendían las principales ciudades peninsulares, las Islas Canarias y algunos puntos de la costa africana (por aquel entonces Marruecos todavía era protectorado de Madrid).
Alfonso XIII presidió el acto de inauguración del primer vuelo comercial de Iberia (Madrid-Barcelona).
Salir de España
La compañía no empezó a volar fuera de territorio español hasta que concluyó la Guerra Civil. En los años cuarenta se incorporaron a las rutas de Iberia destinos como Londres, Lisboa, París y Roma.
En 1946 un avión de la aerolínea cruza por primera vez el Atlántico. Iberia se convertía así en la primera compañía que establece, después de la Segunda Guerra Mundial, un servicio aéreo entre Europa y América del Sur. Y aquí despegó la historia de la aerolínea de bandera del Gobierno español.
Pasaron los años e Iberia se hizo privada y salió a bolsa. Lo hizo un 3 de abril de 2001, empezaba de esta manera su andadura en los mercados. La valoración final se acercaba a las 200 pesetas el título, algo más de un euros, lo que suponía valorar a la firma en casi 181.000 millones de pesetas, poco más de 1.000 millones de euros.
Un precio especialmente bajo que desencadenó un conflicto entre la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI) y el núcleo duro de accionistas de la firma que requerían una indemnización a la que la firma se negaba de pleno.
Diez años después de despedía de los mercados. ¿Por qué? Por su fusión con IAG que acabó con una década en solitario por la bolsa con una subida de casi el 200%.
Iberia cerró su última sesión en el IBEX35 a 3,42 euros por acción, lo que supuso una caída del 1,92%, pero su paso por el mercado fue todo un éxito, ya que en diez años de cotización repuntó un 190%. Una historia que según su presidente de entonces, Antonio Vázquez, tuvo un cierre con “broche de oro”.
No opinan del mismo modo algunos de los trabajadores que durante años trabajaron entre las filas de la aerolínea. En Mercado Abierto hemos hablado con uno de los trabajadores que vivió 35 como director técnico de la firma, la transición del modelo público al privado.
Este trabajador, en su día, sobre pesetas, fue accionista de la empresa. Con un salida a principios de siglo decidió vender e hizo bien. Desde que el 24 de enero de 2011 se firmara la alianza la acción ha subido y bajado como un ascensor. Desde sus máximos el 16 de enero de 2020 sobre casi los 5€/acción hasta los mínimos del pasado 29 de noviembre de 2011 en los 0,89€/acción.
En el último año el valor se ha revalorizado más de un 14%, aunque este crecimiento, en el último trimestre, apenas ha repuntado cinco centésimas porcentuales.
Con la llegada de la pandemia, el valor se empezó a hundir. El 19 de febrero pasó de los 5,09€/acción (con los primeros rumores de pandemia en el mercado chino de Wuhan) a los 1,5289€/acción del 23 de marzo cuando en España ya estábamos todos confinados. En apenas un mes el 80% del valor se esfumó.
En verano de 2020 recuperó impulso, pero en noviembre (ya se había acabado el optimismo del verano) volvieron a mínimos anuales. En tres años el precio del título ha caído casi un 55%, aunque las métricas comparadas a un año vista dejan una revalorización de más del 86%. Optimismo que se reflejan también en las palabras de su presidente ejecutivo, Javier Sánchez Prieto.
Su valor actual queda sobre los 21.639 millones de euros, pero los augurios no son buenos. Según FactSet, en 2024 podría caer su valor de mercado un 26,44% hasta valer apenas 19.547 millones de euros.
Retos a futuro
En el aire todavía quedan ERTES y, sobre todo, la compra de Air Europa que tiene que firmarse antes de final de año, sí o sí, porque sino los directivos son claro: no les interesa.
Tokio, Shanghái, París, Londres, Buenos Aires o Ciudad de México son casi 120 los destinos en los que todos los días aterrizan vuelos de la ahora IAG en 45 países de Europa, África, Oriente Medio y América. Su historia en bolsa, ya sea bajo el membrete de Iberia o de la mano de British Airways tanto en Londres como en Madrid, tiene más de un claroscuro.
De momento, en la última semana, las sensaciones son buenas (ha ganado casi un 16% de valor) con un título que choca (y a veces rompe) el techo de cristal de los 2€/acción. En Iberia, en IAG… todavía tienen (parece) ilusión de volar.